El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, defendió este viernes la organización del próximo Mundial 2026 con 48 equipos y confirmó que la sede de 2030, para la que se postulará Argentina junto a Uruguay, Paraguay y Chile, será decidida seis años antes.
El suizo destacó la organización realizada por Qatar a 48 horas del cierre con la final entre Argentina y Francia, consideró que los visitantes en Medio Oriente comprobaron que «no era cierto» lo que se afirmaba sobre el país organizador y ratificó la vocación de «respeto» de la entidad, consultado por las expresiones contrarias a la cultura islámica.
La actual Copa del Mundo será la última con 32 participantes y ampliará su cupo en 33 por ciento para la próxima edición que tendrá lugar en Estados Unidos, Canadá y México.
«El poder del fútbol está ahí. Estamos convencidos del impacto absoluto del fútbol en Norteamérica. Habrá más partidos, más volumen en todo lo que rodea a la Copa del Mundo. Esperamos que viajen cinco o seis millones de aficionados a los tres países organizadores. Estamos totalmente convencidos del éxito del torneo», se entusiasmó.
El presidente de la FIFA admitió que restan definir cómo se disputará la fase de grupos, si es 16 zonas de tres selecciones o en 12 de cuatro. «Siempre estamos abiertos a mejorar, tenemos que ver cuál es mejor», dijo.
Sin hacer valoraciones sobre candidaturas, Infantino confirmó que la sede del Mundial 2030, año del centenario de la competición, será votada en el 74° Congreso de la entidad en 2024.
Argentina trabaja en un proyecto conjunto con Uruguay -primer organizador y campeón del Mundial-, Paraguay y Chile, que tuvo un fuerte respaldo de la Conmebol durante el desarrollo de Qatar 2022.
En relación al torneo en curso, el máximo dirigente del fútbol opinó: «Ha sido un éxito absoluto, en todos los sentidos. Es muy importante lo vivido aquí, en el mundo árabe, de cara al futuro. El balance es muy positivo. Jugar en noviembre y diciembre creo que ha sido bueno, hemos visto partidos impresionantes, sin simulaciones de los jugadores y menos tarjetas».
«Quiero esperar hasta el final para valorarlo definitivamente pero el poder y legado transformador de este Mundial reside en el hecho de que mucha gente ha venido a Qatar a descubrir el mundo árabe. Al mismo tiempo, los qataríes y saudíes han acogido a muchos aficionados de todo el mundo y se han preparado a sí mismos para dar la bienvenida al mundo», celebró durante una conferencia de prensa ofrecida en Doha.
«Ese es el legado de esta Copa del Mundo. Han descubierto que lo que se pensaba y lo que se decía no era cierto», apuntó antes de abordar temas como la diversidad sexual y las muertes de los trabajadores de la construcción que generaron resistencia hacia el emirato.
«FIFA es una organización que defiende los derechos en cada parte del mundo en la que está representada. Tenemos 211 países afiliados. Cuidamos de todos en cualquiera parte. El mensaje contra la discriminación es claro. Cada cual puede expresar sus ideas pero nosotros jugamos al fútbol y protegemos al fútbol y sus aficionados. Defendemos los derechos humanos», postuló.
«Hay inquietudes en diferentes países porque hay diferentes culturas. FIFA es una organización global y tenemos que escuchar a todos. Cuando hablamos de prohibiciones o falta de prohibiciones… No se trata de prohibir, se trata de respetar», explicó sobre la negativa que los jugadores usaran el brazalete «One Love» en respaldo a la comunidad LGBTQ+.
En relación a los trabajadores de la construcción, admitió que «cada muerte es una tragedia para todos», pero pidió precisión al hablar de las cifras. Hace un año, el periódico británico The Guardian publicó un informe que denunció la muerte de más de 6.500 trabajadores migrantes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka durante los preparativos para el Mundial.
Las estadísticas, elaboradas sobre la base de los informes de las embajadas de los países involucrados, fueron categóricamente desmentidas por las autoridades del emirato del Golfo, amparadas en un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que recopiló cifras de muerte mucho menores y la presencia dominante de lesiones leves.
«Las cifras sobre los trabajadores en la construcción de los estadios no son reales. Cuando hablemos de cifras debemos ser muy precisos para evitar generar una imagen de algo que en realidad es otra cosa. Hay que prestar la atención en cómo presentamos esas cifras. Cualquier persona que fallezca es una tragedia y lo que podamos hacer para proteger y mejorar la salud de los trabajadores lo hemos hecho», concluyó.