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Cómo es la insólita emisora en español futbolera de Qatar

«Hola Qatar, 92 FM, la mejor música para todos los hispanos. Somos tu radiooo… ♪♪, dice el jingle -de indefinido ritmo de trap latino y pop árabe- de la más reciente incorporación que el país sede del Mundial de fútbol ha agregado a su complejo comunicacional nacional y de proyección internacional.

Ese imperio mediático, además de la poderosa radio y TV estatal locales, incluye el canal al-Yazira -la famosa «CNN árabe»-, la compañía de TV paga Be-In, los dos satélites propios qataríes de comunicaciones Es’hailSat y la empresa estatal de telecomunicaciones Ooredoo, la que ofreció uno de los primeros servicios 5G del mundo y actúa en una docena de países.

Si se quiere sumar al impacto comunicacional el deporte -en su momento al- Yazira contribuyó también a expandir el fútbol en el mundo árabe a través de señales dedicadas- forma igualmente parte de este imperio el equipo francés donde juega Lionel Messi: el Paris Saint Germain, propiedad de Qatar Investment Authority.

Música, deportes y «logros» qataríes

Hola Qatar es una insólita emisora con sede en Doha, con programación musical y deportiva en español las 24 horas del día. «Vamos a hablar un poco de Argentina porque se viene el partido y los hinchas están entusiasmados«, dice un presentador evidentemente de esa nacionalidad.

La emisora alterna música latina (mucho pop y reggaetón, pero también una selección ecléctica que puede incluir a Ricky Martin, salsa, merengue o flamenco) con programas hablados que hacen eje en el desarrollo del Mundial. Hay también informativos a horas fijas y micros sobre la vida y los «logros» del país («Qatar contigo»).

Según el monitoreo de la emisora realizado por iProfesional, en los programas hablados participan expatriados latinoamericanos de actividades diversas; pocos o ninguno de ellos parece locutor ni periodista profesional.

Por el mundial de fútbol, existe en Hola Qatar una participación muy nutrida de argentinos

No hay relatos de partidos en tiempo real, sino informaciones espaciadas sobre su desarrollos y comentarios que no llegan al nivel de análisis deportivo profundo. Es un clima distendido y de charla informal, con contrapuntos de humor y de énfasis en cuestiones de color.

«Polonia prácticamente no jugó nada o Argentina no lo dejo jugar, no?  Ya Lewandowski en el segundo tiempo no podía correr una pelota», señala otro de los intervinientes. «Pero a mí me gustaría entrar a hablar de las coincidencias de los mundiales…», tercia otra participante de la charla. «Después de la música, volvemos», avisa.

Suena el trap Taki Taki del boricua Ozuna: «Báilame como si fuera la última vez (…) El booty sobresale de mi traje / No traje pantisito pa’ que el nene no trabaje / Es que yo me sé lo que ella cree que ella se sabe». Y otros temas cuyos contenidos equivalentes dudosamente podrían ser difundidos en el servicio de radiodifusión en árabe.

Radio Mitre ¡no existís!

En Hola Qatar, los presentadores y participantes latinoamericanos apenas se identifican por sus nombres de pila: Juan Cruz, Giuliano, Carolina, Cristian. Reciben visitas como hinchas, deportistas o músicos latinos de segunda línea, pero no han conseguido aún acercar al micrófono a ningún a jugador. 

De domingo a jueves se emiten El Despertador (a las 7 de la mañana, hora qatarí), El Pasatiempo, «entrenamiento y entretenimiento» (a las 11:20), El show del Fútbol (a las 13), Tercer Tiempo «te contamos lo que pasa» (a las 16), Energía deportiva, «análisis futbolístico» (19.00) y Buenas noches Qatar (a las 21).

Varios de los boletines de noticias son leídos por una locutora aficionada, quizás chilena, que se identifica como Carolina Valencia: «El Estado de Qatar participó en el Dia Internacional de Solidaridad con el pueblo palestino«, fue la primera noticia antes de pasar a las informaciones deportivas.

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Los partidos de fútbol no son relatados sino solo comentarios

Pese a sus títulos, el contenido de los programas fijos no va más allá de comentarios similares al que podrían hacerse en una mesa de amigos o aficionados más o menos informados.

En la emisora se habla no solo del Mundial sino de temas livianos no controversiales, sin la menor alusión política (excepto y hasta cierto punto en los breves informativos). Como si fuera una versión continua muy «lavada», multicultural y bastante inocente, de programas como Perros de la Calle (Urbana Play 104.3) o lo que fue en una época FM La Metro (95.1) o la Rock and Pop (95.9)-.

Existe en Hola Qatar una participación muy nutrida de argentinos. En uno de los programas mencionan insistentemente la cuenta de Twitter de Mundo Selección.

Se trata de la plataforma desarrollada por una compañía de Miami gerenciada por argentino, contratista del gobierno argentino y, a la vez, contratada por la AFA con sponsoreo de empresas estatales como YPF y Aerolíneas Argentinas.

La AFA la presenta como «un puente entre el hincha y la selección como nunca antes ocurrió» y en ella se desempeñó hasta su renuncia Tomas Massa, el hijo del ministro, quien viajó a Qatar con Mundo Selección.

Una presentadora de Hola Qatar acota: «estamos con Qatar Media Corporation; tenemos la radio en francés y la radio en inglés».

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Qatar parece una Disneylandia árabe modernista, próspera como país y como potencia mediática

«Esto es jugar en primera, muchachos…. ¡Radio Mitre no existís!», le responde insólitamente a las 18:55 UTC del viernes 2 otro presentador, delatando su nacionalidad, pero sin duda dejando en la nebulosa a oyentes de otros orígenes sobre a qué está refiriendo.

Medios, política y deporte

La estatal Qatar Media Corporation (QMC) es la principal entidad de radio y televisión del país, que es una monarquía absoluta encabezada por la familia al-Thani.

QMC (CEO: Abdulaziz bin Khalid Al Thani) maneja las principales emisoras de AM y FM y tiene el monopolio de la TV abierta terrestre.

En radio cuenta con Radio Qatar (programa general), La Voz del Golfo (segundo programa, con mayor carga noticiosa y cultural), FM Sagrado Corán (lecturas, cánticos y poesías del Corán, populares con la gente mayor). En otros idiomas posee FM Oryx (francés), QBS (inglés) y Urdu Radio (en urdu para pakistaníes), además de la propía Hola Catar.

En TV abierta cuenta con dos canales: Qatar TV y otro en inglés. Opera también las señales de TV paga deportiva Al Kass Sports. Este paquete, con algunos canales libres, se transmite por los satélites qataríes Es’hailSat, propiedad del Banco Nacional de Qatar, que a su vez es un 50% de la Qatar Investment Authority (QIA), con el otro 50% que cotiza en bolsa.

QIA (presidente: Abdullah bin Hamad bin Khalifa Al Thani, primo hermano del emir de Qatar, la máxima autoridad) es un fondo soberano de inversiones con capital del Estado y de la familia al Thani en su carácter inversionista privado. La composición del fondo no es pública. Sus activos se elevan a la increíble suma de 450 mil millones de dólares, casi un PBI argentino.

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El Paris Saint Germain es propiedad de Qatar Investment Authority

Este fondo es el propietario final del París Saint Germain, la tienda británica Harrods y la compañía de cine Miramax (realizadora entre otras de Pulp Fiction, cuyos derechos quedan así en manos de los qataríes)

La QIA es también inversor controlante de Be-In una plataforma de TV paga deportiva satelital (similar a DirecTV). Be-In tiene algunas señales propias no deportivas (Drama, Gourmet, Box Office) y está asociado con compañías norteamericanas para lanzar versiones árabes de señales como National Geographic, Fox Life, Cartoon Network, TCM y CNN.

Pero el fuerte de Be-In son las señales deportivas premium y abiertas, con las que «compite» con Al Kass.

Be-In ha tenido una gran expansión internacional. Vende sus servicios de TV directa al hogar en muchos países árabes. Posee, además, señales deportivas en Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Turquía, Hong Kong, Singapur, Brunei, Malasia, Indonesia, Filipinas y Tailandia.

En España llegó a tener una señal con los derechos de la UEFA Champions League, pero luego vendió la operación a Movistar.

Qatar implantó el 5G con una cobertura casi total del país, con equipos Nokia (finlandeses) y Ericsson (suecos). Lo hizo la compañía estatal de telecomunicaciones Ooredoo (CEO: Mohammed Bin Abdulla al Thani). La competidora de esta empresa es la británica Vodafone, con uns red 5G algo menos completa.

Ambas redes son tan estables y veloces que le permiten a cualquier periodista transmitir coberturas de video —aún desde el metro de Doha— que pueden reproducirse con perfecta calidad HD en sus medios de origen.

Oredoo tiene una completa red de fibra al hogar que también ofrece TV paga con una oferta basada en eventos deportivos y películas on demand (principalmente árabes y de la India). 

Al-Yazira, hipocresía y frustrada primavera árabe

El canal de TV al-Yazira es un caso particular. Es el único medio «privado» de Qatar pero en su directorio se ubican miembros de la familia al-Thani y algunas participaciones estatales. En realidad, se trata de un canal completamente subvencionado por el emir y el Estado —si es que hay diferencias—, con inmensos costos operativos.

Al-Yazira revolucionó la televisión y el periodismo del mundo árabe. Cuando la TV y el periodismo de cada país de la región solo mostraban las actividades de sus gobernantes en forma aburrida e hiperoficialsta, la señal desarrolló un audaz estilo que mostraba los distintos ángulos y campanas de los hechos.

Usaba un lenguaje «objetivo» y estética muy similar a la de la BBC o la CNN. Podía darle voz a figuras israelíes y a representantes de al-Qaeda por igual, así como a los propios gobiernos árabes, pero también a sus opositores, quienes nunca accedían a los medios.

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El canal de TV al-Yazira es un caso particular. Es el único medio «privado» de Qatar

Realizaba reportajes investigativos de buena factura, a la vez que sus presentadores se convertían verdaderas y populares estrellas en varios países

Hay una peculiaridad comunicacional del mundo árabe: muy pocos ven la limitada y oficialista oferta de TV terrestre. Y, con excepción del propio Qatar y un par de naciones, los suscriptores de TV paga de cable o satélite (que brindan menués cerrados) son escasos.

En cambio, desde hace unos 25 años casi todas las casas cuentan con grandes parabólicas que reciben señal sin codificar (FTA) de múltiples satélites de distintos países. Cualquiera con los recursos y permisos necesarios puede transmitir a un satélite de la región, sin que en las áreas receptoras se pueda evitar la captación de la señal.

Sobre este fenómeno se montó al-Yazira para llegar a toda la audiencia árabe. Se consagró con la Guerra del Golfo de 2003, aquella que depuso a Sadam Hussein en Irak, cuando irritó a los militares norteamericanos por mostrar imágenes gráficas de la acción militar o de sus víctimas.

Al-Yazira cobró así gran credibilidad entre sus audiencias, que nunca habían visto ese tipo de televisión ni de periodismo. Pero el límite del canal era evidente: nunca criticaba a Qatar, ni a la familia real, ni a sus políticas, ni realizaba coberturas controvertidas en su nación de origen.

Pese a eso, muchos creen que al-Yazira contribuyó en forma decisiva a los disturbios de la «primavera árabe» que no afectaron a Qatar.

Esa «primavera» terminó en una gran frustración, trayendo a veces a gobiernos peores. Desencadenó la aún vigente guerra civil siria y generó al fenecido ISIS. Pero demostró por primera vez que la comunicación podía avanzar el cambio político y social en la región en lugar de apuntalar autoritarismos.

Para Qatar, que le permite de todas maneras un margen de libertad a al-Yazira que no tendría ningún medio doméstico, es un excelente instrumento de relaciones públicas y de prestigio: proyecta la imagen de que la monarquía absoluta de Doha tiene inclinaciones liberales y progresistas, a las que se suma el impresionante progreso material del país.

Varios países árabes han cerrado las corresponsalías locales de al-Yazira, pero no pueden impedir que sus audiencias nacionales la sintonicen con sus parabólicas FTA.

Para esas naciones árabes, al-Yazira representa sin duda una lesión a sus autoritarismos y a su control de la información. Pero también les indigna lo que ven como una actitud hipócrita de Qatar: fomentar el periodismo crítico en el exterior mientras conserva su propio autoritarismo en casa.

Disneylandia mediática árabe

Qatar parece una Disneylandia árabe modernista, próspera como país y como potencia mediática nacional e internacional. Pero ningún sistema de medios se desarrolla en un vacío.

Es una monarquía absoluta sin parlamento real (sólo una asamblea de funciones mayormente consultivas), con apenas un 15% de personas habilitadas para votar: es decir, los «ciudadanos» (súbditos) que no son el 85% de expatriados que viven en el país.  

Están prohibidos los partidos políticos, sindicatos y asociaciones. Los extranjeros no pueden tener propiedades, por más que algunos de ellos —solo los profesionales que tienen los contactos para lograr ser contratados— ganen excelentes sueldos.

A esto debe sumarse la vigilancia y represión de costumbres: las mujeres tienen derechos similares a los de los menores, se condena y persigue a la comunidad LGBT o a la simple desviación de normas culturalmente conservadoras con base en la religión. O más bien, en quienes encarnan o custodian la fe islámica con un sentido de control político, social o moral.

Asimismo, la estructura económica que se aprecia tan solo en la descripción anterior sector de medios y TIC es la de una asombrosa mezcla de capitalismo familiar, capitalismo de Estado y capitalismo de amigos, sostenido por la infinita renta de gas y petrolera del país.

En todo caso, esa estructura sólo puede ser competitiva -deslealmente- fuera del propio país, a donde no llegan sus propias políticas y leyes ni pueden coartar a eventuales contrincantes.

Con todas estas condiciones no resulta sorprendente que un país de estas características carezca de libertad de expresión, por más desarrollo mediático que registre.

Reporteros sin Fronteras ubica a Qatar (2022) en libertad de prensa, en la posición 119 sobre 180 países (cuanto más decreciente la posición, peores condiciones). Para Freedom House es una de los 25 naciones menos libre del mundo (Corea del Norte, Siria y Eritrea están entre las que encabezan esa lista).

Los siete diarios qataríes con sus versiones online (cuatro en árabe y tres en inglés) reproducen casi los mismos contenidos y son propiedad directa de la familia al-Thani o sus allegados.

Un bloguero kenyano fue encarcelado, multado y expulsado tiempo atrás por criticar las condiciones laborales de los trabajadores que construyeron los estadios. Y el único medio independiente, el diario nativo digital Doha News fue bloqueado por Ooredoo y Vodafone en sus redes y luego finalmente clausurado, aunque más tarde se autorizó su apertura.

Como casi todos los países de la región, el gobierno bloquea en Internet sitios críticos o de contenido pornográfico y sexual. No existe información pública al respecto ni los afectados pueden protestar o pedir revisiones judiciales.

Para muchos, Qatar y las naciones del Medio Oriente todavía esperan una verdadera primavera, como la que contribuyó a fogonear al-Yazira fuera de sus fronteras hace una década, pero que esta vez sea para mejor y no para peor.

Es decir, una primavera pluralista por la que efectivamente puedan elegirse los gobiernos y crearse una sociedad civil y opinión pública autónomas. Y en la que la que se deje de usar a la religión como modo de control político y social o a la comunicación como sustento de represión o de meras relaciones públicas.

Fuente: iprofesional.com

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