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‘Hay muy buenas películas, pero hay cada vez menos que sean geniales’

«En Cannes no entrábamos a ver las películas pensando esto o aquello, veíamos si nos tocaba el corazón o no», dijo Lindon a Télam. (Foto: Daniel Dabove).

Con una extensa trayectoria que abarca alrededor de 80 filmes que lo ubican como unos de los actores franceses más reconocidos en el mundo, Vincent Lindon es un artista imprescindible del cine del presente y se encuentra en la Argentina para brindar una clase magistral este martes a las 18 en el Complejo Gaumont, como parte de la tradicional Semana de Cine del Festival de Cannes.

La muestra se extenderá desde este lunes y hasta el domingo 4 de diciembre con una selección de títulos de la última edición del festival francés.

Además de la charla que ofrecerá mañana, Lindon tuvo un rol destacado en la elección del filme ganador de la Palma de Oro como presidente del Jurado de la Competencia Oficial del Festival de Cannes de este año y también fue testigo de la presencia ineludible de la política internacional con el discurso del premier ucraniano en el certamen, y también, acompaña a una selección de las películas de la última edición que se proyectarán en el Gaumont.

«No preparé nada, será según el ambiente que haya, me gusta actuar como si fuera un stand up«, cuenta en un hotel de Puerto Madero a Télam sobre la clase magistral que dará para el público argentino.

Y aunque al principio prefiere «pensar» si contestará sobre política, luego accede y da su visión sobre el cine del presente y su colaboración con realizadores como Stéphane Brizé, que lo tuvo bajo sus órdenes en cinco filmes, y Claire Denis, directora de «Avec amour et acharnement», su más reciente trabajo en donde comparte el protagónico con Juliette Binoche.

Soy un actor comprometido y acto en pelculas comprometidas afirma el francs Foto Daniel Dabove
«Soy un actor comprometido y actúo en películas comprometidas», afirma el francés. (Foto: Daniel Dabove).

-Lindon, ¿cuáles son los ejes que va a desarrollar en su charla en el Cine Gaumont?

-No sé, no preparé nada, será según el ambiente que haya, me gusta actuar como si fuera un stand up, si bien el cine me apasiona, me gusta el contacto humano; no sé, no tengo secretos para estas situaciones, hablo de causas humanas, hablo de actores, actrices, y voy haciendo un recorrido improvisado.

-Justamente, la política irrumpió de manera inusual en la última edición del Festival de Cannes con el discurso del presidente ucraniano Volodímir Zelenski en la inauguración de la última edición. ¿Cuál fue su posición como presidente del Jurado?

-Para llegar aquí pasé 15 horas de viaje, así que primero quiero pensar si voy a contestar. No me escondo ni esquivo la pregunta, pero primero prefiero hablar de las películas que voy a presentar en esta edición de Semana de Cannes en Argentina.

-Bien, entonces le pido el balance que hace de las películas que se presentaron en Cannes.

-Creo que hay muy buenas películas, pero hay cada vez menos que sean geniales porque los seres humanos reemplazaron la reflexión por la reacción. Hubo tres revoluciones en la humanidad: el fuego, la rueda y la era digital. Con esta última, por las numerosas posibilidades que tiene el ser humano ya no reflexiona, por ejemplo en el cine, en donde ya no se usa película sino formato digital en el rodaje, se filma y se filma sin parar, se agarra todo y luego en el montaje se arma. Lo mismo pasa con la fotografía, en donde antes, porque el carrete de la película era muy costoso, el fotógrafo elegía mucho el encuadre y ahora, se dispara mil veces para ver si de todas esas fotos, capaz que una sale bien.

Lo que quiero decir es que los grandes directores de otra época no podían cambiar 50 veces de orientación en el montaje, el fílmico era precioso, por eso el artista tenía que pensar previamente antes de actuar y así se llegaba a obras maestras.

-¿Según esta mirada sobre esta época, cuáles son las películas que escapan a esa manera de crear?

-Por ejemplo hoy se va a ver en el ciclo en el Cine Gaumont una película que se llama «EO», de Jerzy Skolimowski, que es más que una película, es una obra de arte. Es de alguien que tiene el deseo de dejar una huella, un perfume, no quieren tener una manera de vivir que los obligue a ganar tanto dinero por año, porque para que eso suceda, se empiezan a hacer negociaciones que terminan en muchas concesiones y eso es un problema grave.

-¿Y cuál fue el criterio para elegir las ganadoras de este año en el Festival de Cannes?

-En estos días tomo muchas precauciones cuando hablo de hombres y mujeres porque es un terreno peligroso, aclarado esto voy a recurrir a una frase de Lino Ventura, que cuando estaba filmando con Claude Lelouch «La bonne année» (en Argentina «Una dama y un canalla») dijo que para elegir un proyecto ‘hago lo mismo que cuando elijo a una mujer’, claro, lo mismo puede decir una mujer.

En Cannes no entrábamos a ver las películas pensando esto o aquello, veíamos si nos tocaba el corazón o no, si nos gustaba el viaje o no, pero lo que sí habíamos dejado en claro previamente es que no se puede juzgar una película por la carrera del director, una película está en competición en el festival este año y frente a este jurado, que no es el mismo que un año después, es ahora. Y aunque sea un director muy famoso que llega con su obra que no nos gusta, no quiero escuchar que antes hizo grandes películas. Y al revés, tal vez se merece la Palma de Oro aunque ya la haya conseguido antes, es lo mismo que Argentina en el fútbol, que venga alguien y diga que no tiene que ganar porque ya ganó otros mundiales.

-¿Cuáles son las razones por las cuales colabora frecuentemente con el realizador Stéphane Brizé?

-Hice 80 películas y cinco con él. Esto se se le pregunta mucho a los actores europeos pero no creo que se le pregunte a Martin Scorsese por qué trabaja mucho con Robert De Niro.

-Es una pregunta recurrente al director estadounidense, pero en el caso suyo y de Brizé, tal vez esté más presente el interrogante porque sus películas se vieron en Argentina.

-Entonces sí. Con Brizé nos elegimos porque el crea personajes que yo habría podido ser si no fuera actor, personajes que tienen ideas sobre el mundo y yo quiero ser embajador de esas ideas. Se da una regla para aceptar un personaje, que es como decía mi padre, «un buen negocio es cuando las dos partes ganan» y yo acepto un personaje cuando el propio personaje acepta que yo lo aborde.

También tiene que pasar que cuando vuelvo a mi casa, me tiene que dar gusto haberlo hecho al personaje, me tiene que hacer bien, aunque eso no signifique que tenga que interpretar hombres formidables, por ejemplo, en ‘La lista de Schindler’ Ralph Fiennes es un nazi y supongo que aprendió un montón de cosas siendo ese personaje, y lo mismo pasa con Liam Neeson que hizo de Schindler. Lo importante es hacer personajes que digan algo, que desencadenen en la gente un amor tremendo u odio, repulsión o atracción, porque nada es más aburrido que no provoquen nada.

-Y qué le pasó con su último trabajo a las órdenes de Claire Denis junto a Juliette Binoche en «Avec amour et acharnement»?

-Qué casualidad, recién cuando bajaba del ascensor estaba hablando con Denise, somos muy amigos. En su película interpreto a un hombre que sufre muchísimo y tiene una devoción especial por su mujer, el personaje de Juliette (Binoche) pero aún cuando está enamorado, es bueno y es fiel, cuando tiene un monstruo enfrente, ya no tiene más de dónde agarrarse. Una expresión francesa que me gusta mucho es ‘Je m’y colle’ («Me aferro a eso»), eso es lo que me gustó de este personaje y por supuesto, me encantó trabajar por tercera vez con Juliette. El año que viene vamos a participar de otra película juntos pero no puedo adelantar nada, es una sorpresa.

-Ahora que pasó un rato prudencial desde el comienzo de la entrevista. ¿Podría contar su posición con respecto a la guerra en Ucrania, que estuvo tan presente este año en el Festival de Cannes?

-Ahora sí, el tema me tocó porque soy un actor comprometido y actúo en películas comprometidas. Hoy todo es política, desde la manera cómo hablamos hasta la manera de vestirnos, pero lo único que me molesta ahora en el arte es que antes se hacía para defender ideas y ahora, en este mundo tan ‘Woke’ -se refiere a la necesidad de estar atento ante diferentes causas sociales y políticas-, los artistas que escriben historias primero piensan en no meter la pata, no cometer errores y que no los ataquen en las redes, entonces entre todos esos obstáculos tratan de escribir una historia, lo que nos lleva a un mundo totalmente aséptico. A mí siempre me gustaron los artistas que toman riesgos, con despreocupación , incluso con inconciencia

Hay demasiado prudencia, demasiadas redes sociales. Yo no tengo nada de eso, no me importa nada conocer el nombre del gato de nadie o cómo se llama el padre o su hermana o si comió mozzarella, me gusta el contacto con la gente. Antes alguien comentaba que se había cruzado con alguien famoso y la familia le decía, ‘contame’, pero ahora si no hay fotos de ese encuentro, la propia familia piensa que está mintiendo. Estamos todos locos.

Fuente: Telam

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