el cierre del zoológico, el ecoparque y la nueva relación con los animales
Pablo Chehebar y Nicolás Iacouzzi son la pareja de directores detrás de «Zoofobia», tercer largometraje que realizan en dupla y en el que indagan sobre las nuevas formas e importancia que toman los animales en la vida de las sociedades en los últimos años a partir de dos casos emblemáticos del zoológico porteño, que en parte determinaron su cierre luego de décadas de decadencia y su reconversión en un ecoparque.
El filme arranca con el primer abrazo al zoo en 2012 por parte de un incipiente grupo de «animalistas», concluye con la apertura del Ecoparque en 2018 y se encarga de indagar en dos casos emblemáticos a lo largo de esos años: la muerte del oso polar Winner -que provoca ese primer abrazo- y el proceso judicial que concluye con la declaración de «persona no humana» con derechos jurídicos de la orangutana Sandra -nacida en cautiverio en Alemania y residente del zoo porteño- que tuvo como correlato su traslado a un santuario en Florida, Estados Unidos, en 2019, para hacer efectiva la garantía de sus derechos.
Con agilidad, ritmo, humor y pensando en el espectador (algo que se agradece en tiempos de exacerbada endogamia), Chehebar y Iacouzzi construyen un instructivo e interesante relato sobre uno de los temas que viene imponiéndose en la agenda mundial de las sociedades a fuego lento, que tiene que ver con la relación que se establece con los animales, y entregan un filme ameno y descubridor que se estrena este jueves en cine Gaumont, luego de haber tenido su premiere en el último Bafici.
«Estábamos haciendo nuestro filme anterior, ‘Castores. La invasión del fin del mundo’, y para ese documental hicimos entrevistas en el entonces zoológico porteño cuando se dio el primer abrazo de manifestantes en oposición a la existencia de ese lugar, ahí nos pareció que había una historia interesante que hablaba de lo que pasaba entre la gente y los animales», cuenta en charla con Télam Nicolás Iacouzzi explicando el origen del filme.
«Nos dimos cuenta -relata Pablo Chehebar, su compañero detrás de cámara- que el zoo nos interesaba como espacio, como lugar en la ciudad, algo relacionado con la niñez y los animales, interesante por los edificios extraños que alberga; empezamos a armar un proyecto en relación con eso y las cosas empezaron a pasar, sobre todo la cuestión en relación con Sandra, que es la primera orangutana en el mundo en ser declarada persona no humana por un tribunal y se transforma en una bomba mundial. Ahí dijimos: acá hay una historia».
Télam: La cuestión de los animales en la vida de las sociedades es algo que viene siendo materia de discusión y cambio de conductas y perspectivas en los últimos años.
Pablo Chehebar: Cuando empezamos el documental era un tema incipiente; pensá que tres millones de personas por año iban al zoo de Buenos Aires y esto no estaba tan en boga, pero se aceleró un proceso que generó cambios. No es que el cierre del zoo y lo de Sandra nace de un día para otro, son procesos sociales que van sucediendo y la idea es un poco mostrar cómo suceden estos procesos.
T: ¿Cómo ven a los dos grupos que se enfrentan en esta dinámica?
Nicolás Iacouzzi.: Hay una cosa interesante y es que en el fondo estos dos grupos, animalistas y conservacionistas, parten del amor por la naturaleza. Un conservacionista puede ser un guardaparque y decidirse por una política de preservación de los animales donde los zoológicos tienen una función en relación con esto. Ese amor por los animales termina uniendo, y también separando, a los dos grupos.
T: La película habla del zoo de Buenos Aires pero también viaja a Alemania, donde hay cientos de zoológicos y es una industria fuerte y un atractivo turístico importante.
N.I.: El discurso de quienes cerraban el zoológico para reconvertirlo señalaba que en el mundo se estaban cerrando zoológicos, algo así como un cambio de época, pero eso no era cierto, si bien el zoológico de Buenos Aires estaba inmerso en una decadencia muy grande, al viajar a Alemania descubrimos que los zoo del primer mundo son otra cosa.
P. C.: Elegimos Alemania porque hay una conexión muy grande con el zoo de Buenos Aires: de allí viene Sandra y el zoo porteño en su origen estuvo inspirado como concepción y arquitectura en zoológicos alemanes, entonces nos interesó comparar un poco los dos mundos y según los alemanes la función que cumple un zoológico bien puesto puede ser irreemplazable en términos de conservación; después están los argumentos de los animalistas que piden su cierre, sea el zoológico que sea. Las dos posturas pueden ser superválidas y la película no busca dar una solución a un problema tan complejo sino abrir el panorama sobre la complejidad del asunto.
N.I.: Lo nuestro no es pararnos en una idea y salir a defenderla. Es más la mirada de documentar ese cambio que está sucediendo ante nuestras narices y del que quizás no nos damos cuenta que sucede; no se trata de quién tiene razón sino pensar si no se está dando un cambio filosófico.
T: En eso adquiere mucha fuerza todo el relato del caso de la orangutana Sandra que se lleva a un estrado judicial.
N.I.: Sí, se la declara persona no humana con derechos, y no solo el fallo sino todos los detalles del juicio, la historia de cómo van tomando las decisiones, es increíble; y después otra cosa, declaro que la orangutana es persona no humana y qué hago con ese animal, todas las consecuencias que se siguen a esa decisión. Parecería que de acá para adelante no hay vuelta atrás, de hecho, a mi modo de ver, el fallo abre un montón de posibilidades inquietantes respecto del futuro y los seres sintientes, se empieza a crear un mundo que nos cuesta pensar.
Después del estreno de la película, Chehebar y Iacouzzi, que se conocieron en la facultad de Imagen y Sonido, trabajan juntos en publicidad e hicieron en dupla «Castores…» y «Crazy Che», que se puede ver por la plataforma Amazon Prime Video, están trabajando en dos nuevos proyectos: la historia de un dinosaurio en la Patagonia y otra sobre el observatorio astronómico de San Juan.
«Nos encanta hacer documentales, es un formato que disfrutamos mucho, nos fascina poder meternos en mundos que desconocemos, investigar y tener contacto con la gente que está en eso y nos gustan las historias argentinas, historias que no se podrían haber dado en otros lados. La particularidad argentina aparece siempre en nuestras películas y en todas también está presente el humor que para nosotros en vez de darle superficialidad permite llegar con profundidad a temas complicados, pensando siempre en películas para el gran público y no para especialistas», destacan para finalizar Pablo y Nicolás.