La Celac y la UE afianzan el ‘diálogo político birregional’ con una ‘agenda progresista’
La Tercera Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE) culminó en Buenos Aires con el compromiso mutuo de afianzar un «diálogo político birregional» basado en una «agenda progresista y positiva» para enfrentar los desafíos globales impuestos por la pandemia y la guerra en Ucrania, garantizar una recuperación económica «inclusiva, equitativa y sostenible» y fortalecer el multilateralismo.
Para alcanzar esos objetivos los cancilleres de ambos continentes acordaron desplegar una hoja de ruta con una serie de eventos de alto nivel sobre prioridades temáticas compartidas incluyendo una cumbre birregional de jefes de Estado y de Gobierno que tendría lugar en 2023.
Así fue expresado en un comunicado conjunto dado a conocer tras el prolongado debate de ocho horas que representantes de 54 países de los dos continentes mantuvieron en el Centro Cultual Kirchner (CCK), inaugurado por la mañana por el jefe de Estado argentino, Alberto Fernández, en su calidad de presidente pro témpore de la Celac.
Cumbre Celac-UE: «Es hora de que, de una vez por todas, unamos fuerzas», dijo Fernández
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La reunión convocada bajo el lema «Renovando la alianza birregional para fortalecer la paz y el desarrollo sostenible», estuvo presidida por el canciller Santiago Cafiero (por la Presidencia pro témpore argentina de la Celac) y por el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, quienes, junto a Fernández, también expusieron en la apertura del encuentro.
El encuentro
La reunión -la primera ministerial Celac-UE desde julio de 2018-, marcó la reanudación del diálogo birregional, interrumpido en estos años por las fracturas internas latinoamericanas y las prioridades europeas puestas en otras regiones.
El extenso conclave, realizado a puertas cerradas, se tradujo en un comunicado conjunto de tres carillas en el que se reivindicó la «reanudación de un diálogo birregional basado en una agenda progresista, sustantiva y positiva».
Según el comunicado, Celac y UE consideran al encuentro en Buenos Aires como un punto de inflexión en el «renovado proceso de compromiso» entre ambas regiones y el «comienzo de una importante revisión» en las relaciones entre sí.
Los ministros debatieron formas de garantizar una recuperación económica «pospandémica inclusiva, equitativa y sostenible» y acordaron «profundizar» la cooperación en materia de seguridad alimentaria, energía, salud, justicia social y la integración de los sistemas de producción y de las cadenas de valor, incluyendo lo relativo a materias primas; así como el fortalecimiento de las relaciones comerciales y de inversión entre las dos regiones», se informó oficialmente.
El encuentro de hoy tuvo lugar un día después de que culminara también en Buenos Aires la Cumbre de cancilleres de la Celac y de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), lo que aportó mayor sustancia a la búsqueda de renovar la agenda birregional.
Cómo superar entre las dos regiones los efectos de la guerra en Ucrania y la pospandemia fue la base el debate en el CCK junto con la proyección de un trabajo conjunto con el foco en temas como la recuperación sostenible, lucha contra el cambio climático, gestión de catástrofes, agenda digital, cooperación en seguridad y gobernanza.
La Cumbre Celac-UE se produce en un momento clave: el impacto de la guerra en Ucrania en los suministros de alimentos y energía hizo que Europa volviera su mirada hacia América latina y el Caribe, una región generosa en esos productos.
Con todo, la renovada asociación entre los dos continentes tiene por delante un fuerte desafío: cuál será el modo en que complementarán sus economías en la búsqueda de un desarrollo sustentable para ambas regiones.
El objetivo de América latina y el Caribe -según las posturas expresadas hoy en el CCK por los representantes de la Celac -empezando por su titular, el presidente Fernández, y el canciller Cafiero – es que los países latinoamericanos y caribeños aprovechen esta oportunidad para dejar atrás una matriz económica primarizada, basada en el extractivismo para incluirse en nuevas cadenas de suministros seguras y justas, con alto valor agregado y que contribuyan a generar empleos de calidad.
Entre los ejes de debate también estuvieron la promoción y el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, la democracia y el estado de derecho, la necesidad de fortalecer el multilateralismo.
Innovación, la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, la gestión del riesgo de desastres y la agenda digital, también fueron parte del temario abordado por los cancilleres.
Algunos de estos aspectos estuvieron presentes en el discurso de apertura que ofreció Fernández, quien llamó a los representantes de la Celac y la UE a «unir fuerzas, no caer en el mundo de los discursos únicos y respetar la multilateralidad» para «crecer juntos».
El mandatario llamó a «no permitir que una nueva bipolaridad se instale en el mundo» y dijo que tanto la pandemia como la guerra deben ser «grandes oportunidades para que empecemos a cambiar».
En su carácter de presidente pro témpore de la Celac, Fernández afirmó que América Latina y el Caribe es una «zona de paz, donde los conflictos los resolvemos conversando», llamó a «poner en valor el diálogo» y consideró que «tenemos que ponernos muy duros con los violentos y los cultores del odio».
«Llamo a la reflexión a mi continente. No quiero que en ningún lado no se respete la democracia ni el veredicto popular ni se tergiversen los procesos electorales en marcha», manifestó Fernández en vísperas de las elecciones de este domingo en Brasil.
En otro orden, Fernández consideró que la pandemia «dejó al descubierto la injusticia del mundo» y la «injusticia del sistema internacional», para luego observar que América Latina es «el continente más desigual del mundo» y donde la «brecha que divide a los ricos de los pobres es más amplia».
En otro pasaje de su discurso, sostuvo que la UE «tiene un rol central» en la superación de las asimetrías norte-sur y, en ese aspecto, consideró que «si el mundo ha vivido mal por muchos años fue el producto de una bipolaridad entre dos potencias».
Tras condenar nuevamente la invasión de Rusia a Ucrania por «romper con los principios elementales» de las Naciones Unidas, el Presidente expuso los efectos de la guerra en el hemisferio sur:
«Allá en el norte se disparan misiles y acá en el sur pasamos hambre. Allá en el norte se disputan el gas, pero acá en el sur nos falta la energía para poder desarrollarnos. Hay dos mundos y la brecha entre ellos es muy grande», apuntó y al dirigir su mirada a los representantes de la UE en las deliberaciones, expresó: «Europa tiene que ayudarnos a poder conseguir el desarrollo porque si no todo encuentro será una quimera inútil».
«Tengo mucho optimismo porque si América Latina tiene que tener un socio ese socio es Europa», subrayó el jefe de Estado, y puso énfasis en sostener que «no estamos condenados a ser la economía primaria a la que nos quieren condenar» sino a bregar por la «industrialización», un concepto en el que también abundó el canciller Cafiero.
Antes sus pares de la Celac y la UE, Cafiero llamó a enfrentar «los desafíos estructurales de la región, brechas de desigualdad, de desarrollo, de género» y en materia comercial pidió «cadenas de suministros seguras y justas», pero aclaró: «La justicia para nosotros es que haya inversiones y desarrollo, que la materia prima sea con agregación de valor».
Después Borrell llamó a «renovar la asociación birregional» entre ese bloque y la Celac y «ponerla al servicio de la paz en el mundo y al desarrollo sostenible de los pueblos».
También postuló «modernizar y culminar la red de acuerdos comerciales que ya tenemos» entre ambos continentes, teniendo en cuenta que las empresas europeas invierten en América Latina más que en China, Japón, Rusia e India juntas. Además, hizo expresa mención de incorporar al Mercosur en futuros acuerdos comerciales.
Finalmente, insistió en la necesidad de que ambos continentes, más Asia y África, colaboren «en la promoción de la paz, la democracia y los derechos humanos».
«Hace más falta que nunca que nos aliemos para conseguir estos objetivos», enfatizó, y recordó que la mayoría de los países de América Latina y el Caribe reaccionaron con rapidez «contra la agresión rusa en Ucrania».