‘Hay que hacerse amigo de la canción y dejarse llevar’
El cantor y compositor Lucio Arce, uno de los grandes exponentes del tango actual, nacido en Nueva York y radicado definitivamente en Argentina desde 2005, presentará junto a Cuarteto Barracas, este domingo a las 20 en Rondeman Abasto, su quinto y colorido disco, «La nueva nostalgia», que incluye canciones propias atravesadas por el humor, la melancolía y el drama.
«Un disco nuevo siempre es motivo de alegría. Con este estoy especialmente feliz porque logré superar mis inseguridades como cantor. Me gusta cómo lo canté. Hasta grabé dos con orquesta típica. No me canso de escucharlo. Me gusta la diversidad de géneros que presenta», comentó a esta agencia Lucio Arce, quien tiene como director musical a Néstor Basurto.
Tango, milonga, vals, cumbia, guarania, bolero y son cubano se escuchan en este original trabajo de Arce, hijo de inmigrantes argentinos que regresaron a Buenos Aires cuando tenía poco más de un año.
En charla con Télam, el músico habló, entre otros asuntos, acerca de la escena actual del tango, del renacimiento del género en los ’90, del «empuje» de las nuevas generaciones de músicos argentinos, del barrio porteño de Almagro como un «bastión tanguero» y dueño de «la mejor bohemia», y del origen de «La nueva nostalgia».
– Si bien desde hace años venís haciendo tango, ¿cómo vivís la experiencia de hacer tango en este momento?
– Lo vivo con alegría. Me encanta cómo está la escena. Veo muchos artistas ocupados en sus proyectos. Es una movida generosa. Todos están invitados. Hay solidaridad. Creo que nunca como ahora hay tantas y tan diversas expresiones tangueras. Que los pibes y las pibas utilicen el tango para contar sus historias, me parece muy alentador.
– ¿Cómo repercute en tu música el hecho de vivir un poco en Estados Unidos y un poco en Argentina? ¿De alguna manera la distancia te acerca más al tango?
– Definitivamente. Siempre me gustó el tango, pero viviendo lejos aprendí a amarlo. Me pasé horas escuchando a Gardel, Corsini, Troilo con sus cantores, Pugliese, Ángel Vargas, Susana Rinaldi… Viví en los Estados Unidos entre 1985 y 2005. Desde entonces, vivo aquí. Todos los años viajo a visitar a mi familia. Tengo a mi mamá y dos hermanas con sus familias. Los quiero y los extraño. Pero quiero estar acá.
– ¿Cómo definirías el espíritu de «La nueva nostalgia»? En estas canciones se escucha una combinación de humor («Boludo»), el drama («Final infeliz») y melancolía («Adiós, bohemia de Almagro»). ¿Lo ves de ese modo? ¿En Almagro viviste tus mejores años? ¿Cómo surge este tango tan sentido?
– En los años 90 el tango volvió a renacer. Artistas como el Tape Rubin, La Chicana, Juan Vattuone, el Chino Laborde, Lidia Borda, El Arranque, el Cardenal Domínguez, la Fernández Fierro, Daniel Melingo y otros, lo llevaron para adelante. Por suerte, ese empuje no aflojó y el tango se sigue nutriendo de los pibes que egresan de los conservatorios, que se organizan para tocar, cantar y armar movidas. Los artistas argentinos son aguantadores. Nunca se rinden. Así se forjó «La nueva nostalgia». Cerró Sanata, volvió a abrir. Cerró El Boliche de Roberto, volvió a abrir. Cerró Cusca Risun (el original), cerró Mandiyú (Sarmiento y Bulnes). Almagro siempre fue, es y será un bastión tanguero. Siempre tuvo la mejor bohemia. Ahí se gestó «La nueva nostalgia». Estas generaciones tangueras tienen sus propias historias, sus propios recuerdos, su propia nostalgia, sus propios ausentes. «Adiós, bohemia de Almagro» es mi saludo a todos los que siguen trabajando para proveernos buenos momentos, para un pueblo que los necesita como nunca.
– ¿Cómo fue el trabajo con Néstor Basurto? ¿Cuál fue su aporte principal?
– Sin Néstor no habría «Nueva nostalgia». Cualquier idea que le cuente, me la devuelve mejorada. A veces no la aprueba y al final, siempre tiene razón, y es capaz de argumentar razones sensatas y coherentes para tomar decisiones, que al final de todo, son las mías. Además supo guiarme para ser el mejor cantor que puedo ser.
– La guarania, el bolero, el vals, la cumbia y el son cubano aparecen con naturalidad en el disco, sin desentonar…
– Cuando uno se sienta a escribir una canción, escribe lo que le sale. A mí me salen muchos tangos, pero a veces la canción te va diciendo para qué lado va. No hay que llevarle la contra. Hay que hacerse amigo de la canción y dejarse llevar, que ella solita se va a escribir. Así aparecen otros géneros que uno conoce y ama por haberlos escuchado toda su vida. Está bien salirse un poco del tango. Hay historias que piden otras músicas para ser contadas. Creo que ayuda a que sea más divertido escuchar todo el disco. Sorprender al que escucha, agarrarlo desprevenido.
– ¿Cómo te preparás para la presentación del disco este domingo en Rondeman (Lavalle 3177)?
– Vamos a intentar tocar el álbum lo más parecido a cómo lo grabamos. En total habrá 12 músicos acompañándome. La base es el Cuarteto Barracas: Néstor Basurto (guitarrón y dirección), Sol Astorga (guitarra), Astor Basurto (bandoneón) y Daniel Falasca (contrabajo). Se van a sumar Matías Feigin (piano), Carlos Morbidoni (violín), Manu Calvo (trombón), Julián Castro (percusión) y Iván Miño (acordeón). Será una fiesta para celebrar «La nueva nostalgia».