‘Lula busca restaurar la democracia y desarrollar un programa económico anti-neoliberal’
El intelectual brasileño Emir Sader vaticinó un nuevo gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva a partir de enero, dijo que los objetivos de la gestión serán «restaurar la democracia» e «implementar un programa económico antineoliberal», al tiempo que advirtió que lo que representa «el bolsonarismo» permanecerá más allá de cuál sea el resultado porque se trata de un «fenómeno social, no individual».
A dos días de las elecciones que definirán el futuro de Brasil e impactarán en Sudamérica, Sader sostuvo en una entrevista con Télam que «lo más probable es que Lula gane en primera vuelta», una percepción que fundó en el clima «muy depresivo» que -dijo- circula «del lado de Bolsonaro», como también en la proyección de los números que las encuestas adjudican al PT cuando se cuenten solo los votos válidos.
«Las encuestas siempre pueden errar por 2 o 4 puntos», matizó luego, y aunque advirtió que «Bolsonaro está muy descontrolado» porque «no puede mantener las mentiras de que va a ganar», consideró que «no hay condiciones ni internas ni externas» como para que un sector de las Fuerzas Armadas se involucre en un intento de desconocer el resultado si este es desfavorable para el excapitán del Ejército.
Para el filósofo y politólogo de ascendencia libanesa, no es casual que el miércoles último el Senado estadounidense haya aprobado por unanimidad la resolución 753, «una decisión que plantea que si hay golpe de Estado (en Brasil), Estados Unidos debiera romper relaciones comerciales», según puntualizó al dialogar con esta agencia.
«Bolsonaro está muy descontrolado, porque a medida que se acercan las elecciones no puede mantener las mentiras de que va a ganar»
En plena cuenta regresiva para los comicios presidenciales, Sader -que nunca ocultó su preferencia por Lula- pasó tres días en Buenos Aires, donde tuvo reuniones políticas y participó de actividades sindicales, una agenda en la que conversó con sus interlocutores sobre algunos de los proyectos que imagina -y desea- para el próximo Gobierno de Brasil: una reforma tributaria progresiva y el empuje a una moneda común.
-Télam: ¿Puede influir en algo el debate del jueves a la noche en O Globo?
-Emir Sader: Las encuestas dicen que alrededor de un 10% de gente aún no ha decidido su voto. Sin embargo, no fue un debate que pueda incidir sobre esa gente. Yo, sinceramente, creo que no cambia. Los indecisos se deciden en función de los que ya han decidido. Todos los ataques se concentraron en Lula, porque es el favorito para ganar. Y Bolsonaro está muy descontrolado, porque a medida que se acercan las elecciones no puede mantener las mentiras de que va a ganar.
-T: En Brasil y Argentina inquieta la irrupción del odio en la política. Si Lula gana las elecciones, ¿cómo convivirá con lo que Bolsonaro representa de la sociedad brasileña?
-ES: En América Latina la extrema derecha vino para quedarse. Antes era residual, de uno o dos candidatos, algo medio folclórico; ahora hay un sector de capas medias e incluso de sectores populares que se ha radicalizado hacia la extrema derecha. Hay razones de fondo: la frustración con el propio sistema económico que no atiende sus necesidades pero también un discurso de odio que en el caso de Argentina se concentra en contra de Cristina (Fernández de Kirchner), como en Brasil en contra de Lula. Ante esta situación, hay que ganar en la opinión pública y revertir decisiones judiciales. Conquistar el apoyo de algunos y a otros aislarlos. El bolsonarismo, en las últimas semanas, ha matado a cuatro lulistas. Son casos estadísticamente aislados pero claro que ya los hay. El discurso del odio induce a gente para llevar a cabo actos de matar a otra gente.
-T: Usted escribió en Página/12 sobre cómo será «el nuevo Lula». Y lo definió como «anti-neoliberal en sus ideas económicas, como siempre». Los Gobiernos progresistas de la región tienen una impronta de mayor moderación que en la primera década del siglo.
-ES: Mire, los dos ejes de la campaña de Lula son restaurar la democracia y desarrollar un programa económico anti-neoliberal. Esos son. Claro, en la composición del Gobierno va a ser amplio. Hay que pasar por etapas. Lula tiene claro que su gobierno va a ser de reconstrucción nacional. Sus promesas son «democracia» pero sobre todo «comer bien». El discurso histórico del PT. Y lo primero que va a hacer es enviar una reforma tributaria al Congreso, porque el Estado necesita dinero. Por primera vez parece que hay consenso para que se logre que los más ricos paguen más impuestos. Ese va a ser el primer test del nuevo Congreso. Además, Lula tiene esa propuesta de crear una moneda común sudamericana, con la idea de desdolarizar el comercio en la región. Ya hay una onda con eso en los BRICS, van en esa dirección. Eso supone crear un banco central sudamericano. Crear una moneda común es algo que incluso hablamos con Alberto Fernández y me dijo que les interesaría mucho. Brasil pondría sus reservas como garantía de esa nueva moneda.
«En América Latina la extrema derecha vino para quedarse. Antes era residual, de uno o dos candidatos, algo medio folclórico; ahora hay un sector de capas medias e incluso de sectores populares que se ha radicalizado hacia la extrema derecha»
-T: Esta elección tendrá lugar en medio de una fuerte disputa por la hegemonía global entre EEUU y China, y en medio de la guerra de Rusia con Ucrania y, en cierto modo, con la OTAN. ¿Influirá el marco externo en el Brasil que viene? ¿Cómo será la relación de Lula con EEUU?
-ES: Bueno, la semana pasada hubo una reunión con el Departamento de Estado. Respecto a Brasil, está claro que (los EEUU) prefieren a Lula. Porque Bolsonaro es Trump. Pero incluso con los republicanos, Lula tuvo una buena relación. No aceptó ninguna propuesta de (ir a la) guerra en Irak ni nada, pero convivió. Además, por primera vez, Brasil, Argentina y México estarán unidos, y a eso se suman Colombia y Chile, que siempre fueron los privilegiados de EEUU en América Latina.
-T: ¿Cuál será el futuro de Bolsonaro y de lo que él representa?
-ES: Hoy, en Brasil, Bolsonaro se comporta como si el antipetismo (el rechazo absoluto al PT) fuera predominante, pero ya no lo es. Lo es para un sector minoritario. Ahora lo determinante es el anti-Bolsonaro. Por eso Lula unifica y permite un frente tan amplio.
Bolsonaro está terminado políticamente por los procesos (judiciales) gravísimos que tiene. Como el esquema que en Brasil se llama «rachadinha» (desvío de fondos del personal, por la cual es investigado uno de los hijos de Bolsonaro, Flavio). Yo doy por sentado que va a perder sus derechos políticos pero el bolsonarismo es el tema, pueden liderarlo otros. Porque el bolsonarismo no es un fenómeno individual, es un fenómeno social.