Vivi Tellas estrena en el San Martín su versión de ‘Bodas de sangre’
Veinte años después de su puesta de «La casa de Bernarda Alba» en la sala Martín Coronado, Vivi Tellas vuelve al San Martín, a la misma sala y al mismo autor con «Bodas de sangre», uno de los grandes textos en lengua castellana sobre el misterio del amor y el deseo que García Lorca estrenó en 1932, en lo que fue su fulminante ascenso como autor teatral de un drama que no deja de suscitar ecos y resonancias.
«En Lorca se juega siempre el camino del deseo y la represión o el camino social de los mandatos, que nunca terminan bien.»Vivi Tellas
La versión actual, que tendrá estreno este jueves y que cuenta con un elenco encabezado por María Onetto, una cantaora flamenca en escena, y que marca una nueva colaboración de Tellas con el artista plástico Gillermo Kuitca, propone, «una construcción muy alta del artificio y la teatralidad», según destaca la directora, inventora del biodrama como forma de teatro documental pero que acá juega a pleno con los mecanismos de la ficción.
Télam: ¿Qué desafíos particulares impone el trabajo sobre un clásico, no tan antiguo como este, pero hiper-establecido y transitado innumerables veces?
Vivi Tellas: Umberto Eco decía que algo se vuelve clásico porque no termina de decir aquello que trae para decir y siempre contiene algo más. Me atrapa particularmente que haya mucha gente que leyó, sabe de qué se trata o conoce «Bodas de sangre» y poder trabajar con esa idea de eso que el público sabe y lo que nosotros vamos a mirar de otra manera, poder empezar a poner en crisis o conflicto la idea que hay de la obra; me interesa trabajar con esa relación espectador-Lorca-yo-los actores y actrices, me parece que ahí se produce un movimiento que incluye al espectador.
T: ¿Y cómo se construyó esta versión tuya?
VT: Hay muchas cosas de la puesta que son mi forma de traer hoy la obra en muchos aspectos: en lo visual, en la interpretación, en quién es este elenco que para mí es muy particular, que es fuera del canon, no estoy eligiendo «el» Leonardo, «la» Novia, «los» Leñadores, unos señores fornidos; todo está muy corrido, me parece que eso permite abrir las diferencias. Por otro lado escucho la obra, hay ideas que surgen a partir de lo que escucho que hay adentro de la obra de Lorca y en esto cada artista tiene su escucha distinta o ve distinto, entonces yo escucho determinadas cosas del texto y me interesa más poner luz a algunos aspectos, voy como construyendo con cosas que encuentro en el texto, por ejemplo, la gracia que hay en Lorca para mí tiene que verse, algo que muchas veces está aplastado por la solemnidad y a mí me parece es injusto con él.
T.: Hablás de estos actores fuera del canon de lo esperado de la escenificación.
VT: Me gusta la diferencia, lo inesperado, otros cuerpos que traigan otra energía, más la idea del pueblo. Yo construí un pueblo en esta puesta, como el pueblo que está tratando de hacer esta historia, y entonces los personajes no son tan «lo que deben ser», más bien son colores distintos y no es lo que esperás ver de un clásico. Me interesa buscar la presencia, la energía, la particularidad, esas formas a cada personaje, además todos los actores y actrices del elenco son creadores, dan clases, dirigen, algunos escriben, eso generó una conversación muy interesante. El teatro es mucho tiempo de convivir con personas, los días, los ensayos… me interesan las personas con las que voy a estar: qué traen, sus vidas, cómo piensan el mundo, cómo puedo compartir, no me interesa solo un buen actor, la verdad es que es lo que menos me interesa, y en este caso son todos buenísimos actores, pero primero para mí está quiénes son como personas y como artistas.
T: La puesta, con los actores y actrices que nunca se van de escena y quedan como en unas gradas por detrás abona a esta idea del pueblo de la que hablabas.
VT: Están ahí como si fuera la plaza pública, como el pueblo que se apropia de esta historia y trata de representarla.
T: Lorca trae todo el tiempo estas coordenadas del amor y del deseo en cada una de estas personas del pueblo, en cada uno de nosotros.
VT: Hay algo que me interesa mucho de Lorca en primer lugar y que no es bueno olvidar que tiene que ver con que es asesinado por la dictadura española por ser poeta y por seguir sus elecciones. En él se juega siempre el camino del deseo y la represión o el camino social de los mandatos, que nunca terminan bien. Las tragedias de él son eso, el comportamiento social, el que dirán, el deber ser, no termina bien, siempre termina en muerte y en tragedia y en «Bodas de sangre» aparecen también otras claves como el amor como misterio, el amor como dolor, el dolor-amor-placer que recorre la obra y, después, la idea de que todos los personajes están dañados, que cada personaje tiene su tragedia, acá nadie está feliz, eso no existe, cada personaje, por pequeño que sea, tiene un daño. Otra cosa de «Bodas de sangre»: todos ese día, esa noche de la boda, están influidos por la luna llena y todos cometen una locura. Vemos esta historia central en que ella se escapa con su amante el día de la boda, pero esa noche todos los personajes enloquecen por la luna.
T: El texto respeta el «tú» del original y es un texto casi imposible de ser intervenido, mucho menos en castellano.
VT: El trabajo de adaptación del texto lo hicimos con Cecilia Pavón, una poeta argentina muy contemporánea y muy interesada en Lorca, quería que fuera una poeta la que mirara el texto y acercara por ahí algunas palabras que son muy españolas y pueden alejarte como audiencia, tocamos un poquito eso, los poemas están exactos porque queríamos que suenen así y se dijeran esas palabras que están escritas y algunos «tú» están suavizados con el «estáis» y demás, pero muy suave. El texto es el texto de Lorca. Al estar trabajando en un clásico y en una construcción muy alta de artificio, de la teatralidad, la escenografía, el vestuario, todo muy construido como ficción, el «tú» me parece que es parte de esa ficción, de esa construcción y desde el día uno lo trabajamos con el elenco de esa manera y encima en esta sala donde todo tiene que ser muy grande. Para mí, el realismo y el naturalismo no funcionan ni en esta sala ni en este texto.
«Bodas de sangre» con adaptación de Vivi Tellas y Cecilia Pavón, con dirección Tellas, se puede ver de miércoles a domingos a las 20 en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín (Avda. Corrientes 1530, CABA). El elenco está compuesto por María Onetto, Nicolás Goldschmidt, Miranda de la Serna, Luciano Suardi, Alfredo Staffolani, Laura Nevole, María Inés Sancerni, Claudia Cantero, Maruja Bustamante, Florencia Bergallo, Agustín Daulte, Julián Ekar, Rita Pauls, Nadia Sandrone, María Soldi, Max Suen y Mbagny Sow; los bailarines son Pablo Lugones y Eugenia Roces y la cantaora Nina Loureiro. La coregrafía es de Pablo Lugones y Eugenia Roces; la música original y el diseño sonoro de Diego Vainer; la iluminación de Jorge Pastorino; el diseño de vestuario de Pablo Ramírez, el desarrollo escenográfico de Rodrigo González Garillo y diseño escenográfico de Guillermo Kuitca.