La Competencia Oficial muestra su eclecticismo con ‘Il boemo’ y ‘Suro’
Dos de las películas de la Competencia Oficial, la checa «Il boemo», de Petr Václav y la española «Suro», de Mikel Gurrea, son ejemplos claros de la amplitud que maneja el Festival de San Sebastián, con una superproducción de época y la otra, un pequeño film que compiten en igualdad de condiciones por el premio mayor del certamen, la Concha de Oro.
«Il boemo» es una biopic lineal sobre el compositor checo Josef Mysliveček, enfocada en su estadía en Venecia, a donde había llegado de joven para lograr su sueño de vivir de la música.
De origen humilde pero con un talento notable, es natural que Mysliveček fuera a buscar su futuro a la opulenta Venecia, que en el siglo XVlll probablemente ocupaba el lugar más destacado de Europa en cuanto a efervescencia cultural.
Protagonizada por Vojtěch Dyk, que lógicamente también interpreta al hermano gemelo del compositor, la película de Petr Václav no hace ningún esfuerzo por realizar una relectura del género concentrado en la vida de algún personaje notable, por el contrario, recorre cada uno de los tópicos de las biopic y muestra sin reparos su intención de ser en este siglo, algo así como la recordada y por cierto sobrevalorada «Amadeus» (1985), de Milos Forman.
Sin embargo, el relato funciona. El correcto trabajo del protagonista, el drama de la ópera -arriba del escenario pero sobre todo en la vida privada de los músicos y los y las intérpretes-, y el acento puesto en su agitada vida amorosa con mujeres influyentes que lo ayudaron a relacionarse con los poderosos, absolutamente necesarios para ser tenido en cuenta por los principales teatros e incluso por la realeza que con su presencia validaba y hacía caer en desgracia, son los elementos que aunque obvios, están dosificados con inteligencia para que el relato avance.
Y claro, el otro factor es la maravillosa música de Mysliveček que acompaña la puesta fastuosa y la tragedia de la vida real del compositor, que brilló, sufrió una cruel enfermedad y murió en la pobreza y el olvido, elementos irresistibles para cualquier biopic que se precie.
Sin los gastos de «Il boemo» pero con una idea clara de qué se quería contar, «Suro», del debutante Mikel Gurrea, es una agradable sorpresa de la competencia.
Se trata de Helena (Vicky Luengo) e Ivan (Pol López), una pareja enamoradísima que luego del cierre de una cooperativa en donde ambos trabajaban, decide asentarse en un campo que Helena heredó de una tía.
Ya instalados, el proyecto es remodelar la casa derruida, tener un hijo en breve y sostenerse con el ingreso de la explotación de corcho, que se saca de los árboles de alcornoque que pueblan el campo de los flamantes dueños.
El trabajo, pesado, manual y con ciertos riesgos lo ejecutan trabajadores españoles y saharianos («moros», como les dicen despreciativamente sus compañeros europeos).
El sueño de volver al campo, casi un cliché de la clase media más o menos acomodada de todo el mundo que se potenció con los riesgos de la pandemia en las grandes ciudades, las dificultades de una pareja bienintencionada y con convicciones -que en su nueva realidad muestran intereses contrapuestos, es el marco en donde se desarrolla la historia.
Lo cierto es que los desacuerdos entre los protagonistas dan como resultado actitudes y acciones que fluctúan entre entre su nueva condición de propietarios y patrones, de generar ingresos para poder concretar sus sueños, y decisiones que deben tomar que involucran temas como el racismo, la explotación y la desigualdad.
«Suro» entonces es humilde pero firme, no vocifera ni pretende tener una respuesta a los temas que aborda y en su modestia, con el relato sobre una ínfima parte de lo que se juega cada día en capitalismo, hace las preguntas necesarias bajo el amparo de un supuesto relato sobre un amor burgués.
Por otra parte, la organización del Festival anunció este lunes que el filme sorpresa de esta edición es nada menos que «Blonde», la esperada película basada en la vida de Marilyn Monroe, protagonizada por Ana de Armas y dirigida por el australiano Andrew Dominik.
La proyección de esta producción, que ya fue presentada recientemente en el Festival de Venecia y estará disponible en la plataforma Netflix a partir del miércoles 28 de septiembre, se llevará a cabo el sábado 24, en el Teatro Victoria Eugenia.