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Hijos de sobreviviente de la Masacre de Trelew reclamaron justicia ‘para que descansen en paz’

Imagen: Captura de Stream.

Mariano y María Raquel Camps Pargas, hijos de Alberto Camps, uno de los tres sobrevivientes de la llamada Masacre de Trelew de agosto de 1972, declararon ante un tribunal federal de La Plata que juzga delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar contra casi 500 víctimas, entre ellas la madre de ambos, y reclamaron «justicia para que descansen en paz; justicia para ellos y para nosotros».

Los hermanos Camps Pargas declararon ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata que desde octubre de 2020 juzga a 16 represores, entre ellos el exmédico policial Jorge Bergés, por delitos cometidos en los excentros clandestinos de Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno, en Lanús y relataron lo ocurrido con su madre, Rosa María Pargas, quien fue secuestrada en agosto de 1977, estuvo detenida en El Vesubio, el Pozo de Quilmes y permanece desaparecida.

«Fue duro y difícil pero entendí que era necesario el camino de Memoria y Verdad para llegar a la Justicia. Y así como fueron calladas sus voces, nos pasaron ese grito de justicia que no pudieron hacer y lo hago yo, y lo hace mi familia», expresó María Raquel Camps Pargas.

La mujer remarcó que «la justicia es fundamental. Hace poco iniciamos un juicio civil en Estados Unidos al único genocida que quedaba impune de la Masacre de Trelew (en alusión a Roberto Bravo) y son momentos de mucha tensión donde dejamos horas, hijos, trabajo pero necesitamos esa justicia para que ellos puedan descansar en paz».

Raquel contó que su madre había nacido en Gualeguaychú en 1949, donde estudió para ser maestra especial, pero luego se trasladó a la ciudad de La Plata para estudiar sociología, comenzando en esta ciudad la militancia en las FAR.

Imagen Captura de Stream
Imagen: Captura de Stream.

En el ’72 fue detenida y trasladada al penal de Devoto y de allí al penal de Rawson, donde conoció a Alberto Camps a través de un boquete que los hombres habían hecho en el techo para conectarse con las mujeres presas políticas alojadas en el piso de arriba.

«El 22 de agosto se produce la fatídica Masacre de Trelew, donde mi padre es uno de los sobrevivientes. A mi madre la trasladan a Devoto, mi padre se recupera en la base aeronaval y luego también lo llevan a Devoto, desde donde en mayo de 1973 con la amnistía de (Héctor) Cámpora son liberados», explicó.

En 1974 la pareja fue nuevamente detenida y trasladada al penal de Devoto, donde nace en cautiverio de su madre Mariano y luego se les da la opción de salir del país. Los tres van a Perú, a México, a Europa y en 1976 vuelven de manera clandestina al país.

La familia se va a vivir a una casa de Lomas de Zamora, nace Raquel y el 16 de agosto de 1977 son víctimas de un operativo policial.

Según relató Mariano Camps Pargas ese día «mi mamá y yo salimos en bicicleta y antes de llegar a la esquina nos tiran de la bici, yo logro cruzar la calle y cuando me doy vuelta veo cómo a mi mamá le están saltando en el estómago, tengo el recuerdo vivo de ver cómo le saltaban en el estómago y le pegaban y la sensación de que era algo tan extraño e imposible».

«Todo pasa muy rápido, me agarran y me llevan a un automóvil, me suben al asiento de atrás y escucho que se abre el baúl y escucho ruidos en el baúl, golpeteo y luego ya no escucho nada», recordó en alusión al momento en que a su madre, quien intentó ingerir la pastilla de cianuro, la golpean y la introducen al baúl del automóvil.

Imagen Captura de Stream
Imagen: Captura de Stream.

Mariano contó que, entonces, «empieza un periplo por la ruta, recuerdo que el auto no paraba, hasta que llegamos al hogar El Alba», en referencia a un hogar de menores de Burzaco donde es abandonado junto a su hermana.

Raquel explicó que al momento del secuestro de su madre y hermano «yo estaba con mi papá, tenia 11 meses aunque esa es otra de las cosas que me atraviesa, al haber nacido en la clandestinidad no saber ni dónde nací ni en qué fecha».

«Entran a la casa a balazos, hieren a mi papá casi de muerte, pero antes me salvó porque me puso a resguardo dentro del baño. A mi papá no lo querían matar, lo sacan en camilla y lo llevan al Hospital Gandulfo, a punta de pistola exigen que lo revivan pero finalmente piden un traslado a otro hospital y no llega y es enterrado en una fosa común», precisó.

La mujer remarcó que «mi hermano tenia 3 años, yo era una bebé de 11 meses y también fuimos secuestrados en ese momento. De mi hermano supimos que lo llevaron a el hogar El Alba, entendemos que a mi también hasta que el 5 de septiembre somos recuperados por mis abuelos».

Ambos hermanos relataron que crecieron junto a sus abuelos paternos sin conocer durante mucho tiempo la historia de sus padres, ya que les habían dicho que habían muerto en un accidente de tránsito y ni siquiera había fotos de ellos en las casas.

«Entiendo su dolor y su miedo. Al llegar a la adolescencia comencé a querer reconstruir la vida de mis padres para saber quién era yo», dijo con simpleza Raquel, quien detalló sus esfuerzos por hallar fotos o papeles de su madre cuando iba de visita a casa de su abuela materna.

Así llegó al penal de Rawson y a vincularse con presos políticos que habían compartido cárcel con sus padres.

Raquel pudo reconstruir a sus padres por el relato de sus compañeros y compañeras; Mariano conservó algunos recuerdos de ellos: de mi papá me acuerdo que me cuidaba que no cruzara la calle, lo recuerdo haciendo un asado en Lomas y yo tocándole la cara. Y de mi mamá la recuerdo llorando desconsolada, ella dijo que porque se había lastimado con una esponja virulana pero creo que era por enterarse que su hermano Carlos había sido desaparecido».

«El camino de los hijos (de víctimas de la dictadura) fue complejo pero acá estamos, nos levantamos y llenamos los pulmones de pedido de Memoria, Verdad y Justicia, por ellos y por nosotros también», reclamó Raquel Camps Pargas.

Durante esta audiencia también declaró Washington Rodríguez, de nacionalidad uruguaya, militante de Tupamaros, que fue secuestrado, sufrió torturas y estuvo cautivo en el Pozo de Banfield y Quilmes y aportó información sobre la coordinación represiva entre ambos país.

Finalmente declaró Felipe Favazza, trabajador de la empresa Chrysler de Monte Chingolo, quien fue secuestrado junto con su hermano en septiembre de 1977 y también estuvo cautivo en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El Vesubio.

El TOF 1, presidido por Ricardo Basilico, juzga por los delitos cometidos en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El Infierno al exministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura, Jaime Smart; el exmédico policial Jorge Antonio Bergés y a los imputados Federico Minicucci; Carlos María Romero Pavón, Roberto Balmaceda y Jorge Di Pasquale.

También empezó a juzgar a Guillermo Domínguez Matheu; Ricardo Fernández; Carlos Fontana; Emilio Herrero Anzorena; Carlos Hidalgo Garzón; Antonio Simón; Enrique Barré; Eduardo Samuel de Lío y Alberto Condiotti.

Fuente: Telam

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