El radioteatro, un género centenario que mantiene su vigencia
Para varias generaciones de argentinos, la actriz Hilda Bernard que falleció el pasado 20 de abril a los 101 años no es la bruja malvada de «Floricienta» sino “mamarrachito mío”, el apelativo cariñoso con el que la nombraba Oscar Casco, el galán que la acompañaba en el radioteatro que fue furor en los hogares argentinos: «Teatro Palmolive del aire». Como ella, otros actores protagonizaron éxitos del género y motivaron que en la puerta de las radios se formasen largas colas de fanáticos, deseosos de conocer a los intérpretes que los hacían emocionar cada tarde.
Desde los inicios de la radio
La autora e investigadora María Mercedes Di Benedetto publicó tres libros en los que rastrea el origen del radioteatro , su época de auge y su vigencia actual. El último de ellos es “Historia del radioteatro nacional” (2020).
“Los radioteatros aparecieron en cuanto comenzó la radio. El 27 de agosto de 1920 se hizo la primera transmisión y al poco tiempo comenzó a hacerse teatro leído por radio. En 1929 se realizó el primer producto pensado para radio y no adaptado. Eran producciones ideadas para ser actuadas, en las cuales lo fundamental eran las voces, el sonido ambiente y los efectos de sonido”, apunta la especialista. Y a la hora de mencionar un hito en los inicios del género, Di Benedetto cita a “La caricia del lobo”, un envío del que no han quedado ni registros sonoros ni libretos.
La autora reseña luego el momento de mayor auge del radioteatro. “Creo que la época de oro fue desde la década del 40 hasta mediados de los 50. Esos quince años son un momento de eclosión y de fervor popular en torno a las figuras, las historias y la celebración del género. Las comedias familiares, las historias de amor, las adaptaciones de la novela y el cine, las plumas emblemáticas, los radioteatros infantiles, las voces de actores y actrices”, enumera y recuerda que el género no desapareció por falta de interés del público, sino porque Federico Frischknecht, secretario de Turismo y Medios del gobierno dictatorial de Juan Carlos Onganía decidió que las radios se dedicarían solo a dar noticias, y suprimió todas las expresiones de la radio como espectáculo, el radioteatro, la música y el entretenimiento: “Solo en la ciudad de Buenos Aires perdieron el trabajo unas 13 mil personas entre actores, músicos y escritores que trabajaban en la radio”, afirma Di Benedetto.
De la época áurea da testimonio Carlos Ulanovsky en su libro “Días de radio”: “La compañia de teléfonos observaba que a la hora del radioteatro disminuía la cantidad de llamados. Grandes tiendas como Harrod’s tuvieron que colocar altoparlantes para que la clientela no dejara de ir. Los empresarios cinematográficos de todo el país exigieron a la radio que cambiara el horario porque la pasión por ‘Chispazos’ estropeaba la asistencia a la función de la tarde”.
Para toda la familia
Por su parte, la autora de “Historia del radioteatro nacional” habla de “un acontecimiento familiar”: “Quizás no con la radio a galera que era para ser oída por una sola persona. En cambio la de válvula o la de «capilla» eran muebles que se ubicaban en el centro del hogar. Muchos programas se compartían en familia y había propuestas para todas las edades: los radioteatros ‘jaboneros’ que apuntaban a las amas de casa a la tarde, y los envíos de aventuras como ‘Tarzán’, para cuando los chicos venían del colegio”.
En sus libros, Di Benedetto reseña grandes títulos del género como “Chispazos de Tradición” y “Los Pérez García”, y nombres (o voces emblemáticas): Eduardo Rudy, Oscar Casco, Pedro López Lagar, Jorge Salcedo y los relatos de Julio César Barton. También Hilda Bernard, Mecha Caus, Susy Kent, Carmen Valdés y Dorita Ferreiro. Los radioteatros fueron semillero de autores y actores. Muchos realizaban sus prácticas en la radio mientras se formaban en la carrera actoral. También Alberto Migré comenzó en la radio y luego pasó a escribir telenovelas”.
De la gran época del radiograma, audiodrama o radio ficción, la autora resalta la figura de Evita y apunta que Eva Duarte brilló en el género durante la década del 40 y que abandonó su carrera en la cumbre de su popularidad tras el 17 de octubre. “Protagonizó el ciclo ‘Mujeres Ejemplares de la Historia» durante tres años y estaba interpretando la historia de Ana de Austria cuando abandonó todo para acompañar a Perón.
Lo curioso es que cuando comenzó su labor política y de ayuda social, se llevó para que le escribiese sus discursos a Francisco Muñoz Azpiri, el libretista que contaba la vida de esas grandes mujeres. Sin saber que ella misma se iba a convertir en un mito”.
El presente y el futuro
Reseñan los especialistas que, tras la salida de la ficción de la radio, dispuesta por el gobierno de facto de Onganía, el género resistió a través de los años con mayor o menor fortuna. La misma Di Bendetto, guionista recibida en el ISER, que escribió más de 60 radioteatros, entre ellos una para un programa de Quique Pesoa en Radio Del Plata durante 2009, y otra para Guillermo Stronati en Rivadavia, durante 2010 y aún sigue escribiendo para Radio Nacional.
“Hace poco en un Congreso de Comunicación de España los especialistas definieron que estamos a las puertas de una nueva edad de oro del radioteatro gracias al podcast, en el cual hay cabida para todos los géneros de la radio. Quizás lo que está faltando es la pata económica. Actualmente los radioteatros dependen del interés del Estado en cualquiera de sus niveles o son hechos por amor al arte ya que no hay presupuesto publicitario para ellos”, apunta Di Benedetto, que será la única argentina .
Entre los exponentes contemporáneos del género se pueden sumar “Permiso para imaginar”, que escribió Alberto Migré en 2003 y 2004 para Radio Belgrano; “El Eternauta, que Radio Provincia transformó en una ficción de radio en 2010; y “Secretos argentinos”, producido por Marcelo Camaño y Miriam Lewin en 2013 en Radio Nacional.
Durante la pandemia, con la proliferación de ofertas de espectáculos vía streaming, la cordobesa Antonella Piersanti le dio forma a una plataforma que ofrece radioteatros on demand: Aire Radioteatro. “Le proponemos a la gente que se suscriba y pague un ticket para acceder a una obra las veces que quiera”, cuenta la actriz y docente de doblaje y radioteatro, quien explica que se trata de un proyecto motorizado por mujeres. “Pasaron cosas muy zarpadas como adultos que adquirieron una obra infantil para escucharla con sus nietos y la han escuchado con sus nietos, y otros que se suscribieron desde Cuba”, apunta Piersanti quien reivindica la existencia de una plataforma federal e independiente de gigantes del streaming como Spotify.