Gobernori estrena con ‘Conurbano cotidiano’, un espectáculo ecléctico, musical y lúdico
“Conurbano cotidiano” es el nombre de la obra escrita y dirigida por Santiago Gobernori que se estrenará este miércoles a las 21, en El Galpón de Guevara (Guevara 326), y que indaga en el concepto de cotidianeidad a partir de la historia de dos amigas que viven en las afueras de Capital Federal y reciben la llegada de un nuevo compañero de hogar.
“Es un espectáculo ecléctico, lúdico. Una mezcla de muchos estilos: teatro clásico, posdramático, musical, infantil y autobiográfico”, describió a Télam el director, actor y docente, dueño de una larga y prolífica trayectoria.
Según Gobernori, la obra propone, en clave de humor, un mix que resuena con la invasión informativa y de imágenes que tenemos hoy con lo efímero de las redes sociales. «No es una obra que hable de eso específicamente, pero tiene el pulso frenético actual -indicó-. Todo sostenido por una línea de relato simple dando, a mi entender, el resultado de un espectáculo entretenido».
Victoria Baldomir, Sabrina Zelaschi y Gobernori -premiados por su trabajo en “La verdad efímera”– regresarán a escena junto a Nicolás Giménez, en un espectáculo lúdico que se centra en la vida cotidiana de personas de clase media de 30 y pico de años hoy.
Télam; ¿Cómo surgió la idea de “Conurbano Cotidiano” , con el foco puesto en personas que viven a las afueras de la Capital Federal, en la Argentina actual?
Santiago Gobernori : Surge de las pruebas de buscar teatralidad con nuestros problemas cotidianos. Sin que se vuelva biográfico (algo que está muy de moda ahora) me preguntaba cómo generar ficción con el día a día actual: la falta de dinero, de trabajo, la poca claridad de objetivos, la forma de relacionarnos, cómo nos modificó la vida la tecnología, etc. No es una idea muy original, de alguna u otra manera el contexto actual nos afecta siempre a la hora de crear. Pero no quería recurrir a una teatralidad lejana, a un hecho histórico o a algo que remita al pasado o al futuro, como sí lo hice en otras ocasiones.
Lo de las afueras de la capital surge simplemente por poner un contexto, un imaginario. En los últimos años vi muchas obras que se desarrollaban en otras provincias, incluso en otros países. Yo soy del conurbano bonaerense, aunque vivo en la capital hace muchos años ya, y como no tenía recuerdos cercanos de ver obras que se sucedan en las afueras de la capital, optamos por ubicarnos ahí. Luján ya no es el conurbano bonaerense, es área metropolitana pero también me atraía eso: está en el límite.
T: ¿Qué particularidad tiene este equipo que integrás junto a Baldomir y Zelaschi –con quienes ya habías trabajado en “La verdad efímera”-y cómo funciona la incorporación de un tercer actor, en este caso Nicolás Giménez?
SG: Tanto en “La verdad efímera” como en esta nueva obra empezamos a ensayar sin saber bien para dónde íbamos. Arrancamos de cero. Estos son procesos caóticos que generan muchos hallazgos pero también muchas dudas, desilusiones y cansancio. Por eso, la predisposición del elenco es clave. Este grupo, y sumo acá al equipo técnico y de producción, tiene mucha confianza en mi propuesta y compromiso con el material, involucrándose al máximo. Y eso, más allá del resultado final, es inconmensurable. En el caso de Victoria, Sabrina y Nicolás destaco, además de su entrega y su capacidad técnica, su impronta para proponer, lo que los vuelve imprescindibles para una obra exigente como esta.
T: También se te puede ver como actor en “Pequeña Pamela” (Mariana Chaud, Complejo Teatral de Buenos Aires), dirigís y te desempeñás como docente en tu teatro Bravard y como dramaturgo y director en tus propias obras. ¿Hay una línea, una mirada que conecte todas estas dimensiones?
SG: Creo que tanto en lo que surge de Bravard, o de mis obras, como en los trabajos de colegas en los que trabajo como actor, si hay un factor común, es que intentamos no casarnos con una única manera de hacer teatro. O no quedarnos con la idea de un único lenguaje. Somo más de confiar en lo que cada trabajo necesita. Cada obra tiene su particularidad, sus reglas propias. No digo que corremos riesgo porque ese concepto es más viejo que el teatro. Pero nos interesa probar sin pensar mucho en el “producto” y eso va, en algunas ocasiones, en detrimento de la aceptación general. Aunque después queremos que les guste a todos, eso no lo logra casi nadie, ya lo sabemos.
T; ¿Qué lugar ocupa el humor en tus obras?
SG; Para mí es fundamental el humor. En primer lugar, porque me gusta como espectador y después porque creo que el humor es complejo. Cuando el humor surge de una situación bien elaborada y no de un chiste o una ocurrencia me parece incomparable.