el manejo de la pauta oficial
Mientras medios «cooperativos y comunitarios» -esencialmente radioemisoras- denuncian que el «1% de los medios se llevan el 68%» de la pauta publicitaria oficial, un periodista denunciaba que la pequeña emisora militante online Futuröck recibe -además de montos nacionales- importantes sumas del gobierno bonaerense.
Al mismo tiempo, la última lista de publicidad oficial nacional disponible señalaba que radios oficialistas como La Patriada, El Destape y la propia Futuröck, se repartieron 126 millones de pesos en 2021 contra 57 millones en 2020 (los datos son de Jefatura de Gabinete, aquí y en adelante).
Son montos proporcionalmente muy superiores a los de medios radiales parecidos y que, además, tuvieron un incremento interanual igualmente desproporcionado con respecto a los demás.
El verdadero rol de la publicidad oficial
La publicidad oficial existe para que la ciudadanía acceda a «información útil» y de interés público, en forma veraz y sin propaganda. No fue realmente concebida para subsidiar o ayudar a los medios ni para promover contenidos.
Patriadas, Destapes y Futuröcks: el manejo de la pauta oficial y la trama de la radio que no se escucha
La Relatoría de Libertad de Expresión de la OEA, en el punto 77 de sus Principios sobre regulación de la publicidad oficial rechaza el uso de los avisos gubernamentales para financiar medios.
«La pauta estatal no debe ser considerada como un mecanismo de sostenimiento de los medios de comunicación», señala el organismo internacional, muy invocado en general por las mismas emisoras argentinas que se definen como comunitarias.
La diversidad y el pluralismo, en todo caso —señala la Relatoría— deberían promoverse «con ayudas indirectas o subsidios explícitos y neutros«.
En Argentina existen numerosas herramientas para la promoción de contenidos que no sean económicamente costeables pero que tengan que ver con el pluralismo, valores locales o de integración, así como con el arte o la cultura.
Además de los medios públicos —que deberían impulsar tales expresiones—, existen los subsidios Fomeca otorgados por el regulador Enacom y, eventualmente, otros de organismos culturales nacionales y locales. Cooperativas y ONGs gozan además de amplias ventajas fiscales y económicas.
Desgraciadamente, estas actividades de promoción de diversidad tienden a estar subordinadas a crudos negocios políticos o económicos, a la vez que son acaparadas por un «elenco estable» de beneficiarios.
La grilla de Futuröck presenta a la propia Mengolini, a Juan Amorín y Malena Pichot
¿»Comunitario» para quién?
La Confederación de Medios Cooperativos y Comunitarios (CMCC) es la encarnación más reciente que han tomado los medios «populares» que se autodefinen de esa manera, incluyendo a radios de baja potencia.
Aunque no todos, muchos están relacionados con grupos militantes kirchneristas o de izquierda, si bien con distintos grados de independencia en relación a estructuras partidarias y organizaciones sociales.
(Existen emisoras de baja potencia que son pymes o bien pertenecen a instituciones locales o grupos religiosos. Pese a la importante función social y arraigo local de muchas, esas radios no son consideradas «comunitarias» ni «populares» por aquellas asociaciones representativas, evidentemente por no adecuarse a sus cánones ideológicos.)
La CMCC denunció que «sólo el 1%» de los medios de comunicación se lleva el 68% de la pauta publicitaria». Se queja de que «medios cooperativos de todo el país reciben migajas», pero «las corporaciones con intereses antinacionales recaudan la mayor parte de los recursos públicos».
Como la gran mayoría de los medios de un país son pequeños y los que tienen enormes audiencias son siempre pocos, la manera de evaluar la equidad de la distribución debe tener en cuenta las dimensiones de sus audiencias.
La Patriada, El Destape y la propia Futuröck, se repartieron 126 millones de pesos en 2021 contra 57 millones en 2020
Si ese uno por ciento de medios argentinos que denuncia la CMCC obtiene el 68% de la audiencia, entonces la distribución sería en principio equilibrada. (Pese que el 1% aparenta ser un porcentaje exiguo, representa una cifra muy variada y pluralista de medios superior al centenar, con amplia cobertura regional o nacional).
Patriadas, Destapes y Futuröcks
Entre los medios que son parte de la CMCC figura FM La Patriada, una emisora sin licencia ni permiso de La Paternal, pero «reconocida» por Enacom a fines de 2015 a nombre de una Asociación Civil para el Fortalecimiento Comunitario (que no parece ser la actual operadora).
La Patriada no tiene un alcance ni una infraestructura que la diferencie mayormente de las 30 o 40 emisoras barriales de Buenos Aires y el conurbano a nombre de una entidad sin fines de lucro. Pero recibe una pauta notoriamente superior.
Para 2021, el monto de publicidad oficial que captó La Patriada fue de 16.329.265 pesos. Las otras emisoras comunitarias del AMBA están muy lejos de esos números: Radio Ahijuna (Bernal) obtuvo 752.160; La Tribu (Almagro), 530.850; Radio Gráfica (Barracas), 360.962 y Frecuencia Zero (Mataderos), 356.053 pesos.
La razón por la cual FM La Patriada recibe de 10 a 20 veces más que sus colegas es por tratarse de una vocera explícitamente militante y kirchnerista, aunque en los últimos meses parece haberse decantado por el albertismo.
Curiosamente, la CMCC protesta contra los medios comerciales «antinacionales» en lugar de señalar semejante trato especial militante a cargo del gobierno nacional, que privilegia a La Patriada en detrimento de medios similares.
Para 2021, el monto de publicidad oficial que captó La Patriada fue de 16.329.265 pesos
La emisora se había iniciado con programas de Graciana Peñafort (abogada de Cristina Kirchner), «Dady» Brieva, Ari Lijalad y varios ex 6, 7, 8. En la actualidad sus figuras más conocidas son Carlos Barragán, Luciano Galende y Úrsula Vargues.
Por su parte, los medios de Roberto Navarro difícilmente puedan calificar como «comunitarios» aunque su Radio El Destape sale al aire por dos frecuencias alquiladas (AM en Buenos Aires, sin licencia y FM en Avellaneda) que se presentaban en su momento como comunitarias.
En una nota previa se trató la pautadependencia navarrista, así como la adjudicación adicional que se hizo de la frecuencia de la ex Radio El Mundo.
Sobre lo que representa la asignación discrecional de publicidad oficial, basta decir que la inversión comprometida por Navarro, y que le permitió ganar el concurso indicado, equivalía a lo que había recibido en dos años de publicidad oficial.
Queda el caso de Futuröck. Se trata de una emisora exclusivamente online, fundada por otra periodista militante K, Julia Mengolini, activa panelista de programas sucedáneos de 6, 7, 8 en Canal 9, televisora cooptada por el kirchnerismo durante la primera mitad de la década pasada.
La grilla de Futuröck presenta a la propia Mengolini, a Juan Amorín y Malena Pichot, así como al filósofo Darío Sztajnszrajber y el periodista económico Alfredo Zaiat.
Futuröck ha devenido en una productora de libros, cursos y eventos sobre peronismo-kirchnerismo, feminismo y rock nacional. Según afirma, se financian gracias a «una comunidad de oyentes que hace su aporte», sin publicidad comercial ni «corporaciones».
Sin embargo, los registros marcan la cifra de 6.060.595 pesos de pauta asignadas a la radio y página web, más de lo que recibe —por ejemplo— una de las principales e históricas emisoras del interior del país, LT2 de Rosario.
La Patriada, El Destape y Futuröck son medios de audiencias inciertas pero de dimensiones limitadas
Armen una emisora…
Pero las cifras de publicidad oficial nacional no lo explican todo. El periodista Sebastián Turtora mostró con documentación que solo en febrero de 2022, Futuröck recibió 3.600.000 de pesos de pauta de la Provincia de Buenos Aires.
En su respuesta, Julia Mengolini no desmintió la información: sólo dijo que no cobraba la pauta «para ella» sino para la emisora, «una radio grande y próspera». La investigación fue un «apriete de sinvergüenzas (…) poderosos y angurrientos».
Turtora agregó este fin de semana un nuevo dato: «Julia Mengolini, que reclamó que ‘no le alcanza la pauta’ (…), dijo que está por abrir un bar con sus socios de Futurock con lo que sobra de las ganancias. Gestión Kicillof».
Además de las pautas que figuran en las planillas nacionales, todas las provincias y la inmensa mayoría de municipios del país realizan sus propios gastos de publicidad oficial.
La Provincia de Buenos Aires, así como muchas otras provincias y casi todos los municipios del conurbano nunca han dado a conocer esos gastos de pauta oficial, pese a tratarse de fondos públicos.
Entidades como ANSES o sociedades anónimas estatales como YPF o Correo Argentino manejan también su propia publicidad, cuyo detalle tampoco figura en los totales nacionales.
La sumatoria de esas pautas no reveladas, en casos de medios y comunicadores favorecidos con sesgos distributivos evidentes, puede alcanzar cifras verdaderamente cuantiosas, incluyendo la radio.
Mas allá de lo que esto represente en términos de igualdad ante la ley o distorsión comunicacional, resulta también una situación intolerable en una sociedad con tantas urgencias y pobreza y que —además— difícilmente pueda ya soportar subsidios adicionales.
El «1% de los medios se llevan el 68%» de la pauta publicitaria oficial
La Patriada, El Destape y Futuröck son medios de audiencias inciertas pero de dimensiones limitadas; eso va más allá de los seguidores en redes sociales, cuya cantidad no es un indicador por analogía ni es confiable.
Su fama y trascendencia, sin embargo, proviene de citas en muchos medios generales, ya que actúan como voceros del Instituto Patria, la Presidencia o sectores K.
De la misma forma que organizaciones periodísticas monitorean emisiones de radio o TV de países cerrados, estos medios son igualmente seguidos por analistas para conocer o interpretar las posturas o la «interna» de sectores y dirigentes del cristinismo o el albertismo, según corresponda.
La pregunta que muchos se hacen es por qué, con el pretexto de promover el pluralismo o el «equilibrio», se financia con dineros públicos y con montos desproporcionados a ciertos medios que casualmente, siempre son fuertemente oficialistas y militantes.
El kirchnerismo solía desafiar a sus contrincantes: «armen un partido y ganen las elecciones«. Pero no se ve por qué sus propios comunicadores-militantes no pueden «armar una emisora y ganar una audiencia (sustentable)» sin prebendas o intercambios indebidos de favores.