El hombre es como el oso, cuanto más feo más hermoso
Se pueden sacar varias interpretaciones de este consolador masculino, clarito pero oscuro; ya más anticuado que antiguo, con cierto tufillo machirulo como para pensar que fue una mujer quien lo inventó…
El propio Centro Virtual Cervantes sentencia que el dicho alude a la belleza masculina, al señalar que, en el hombre, la belleza no es importante para su virilidad y atractivo… ¡Más! En ocasiones, este refrán puede valer como argumento justificativo para un hombre poco agraciado…
El doctor Moisés Amselem, especialista en medicina estética, asegura que el varón tiene una piel más firme y gruesa, y por ello envejece más tarde, pero de manera más brusca, y hace derivar al refrán de esta cuestión de piel (quizás con tal de no quedar callado)…
El periodista y poeta Fernando Umbral, en su libro Amar en Madrid, de 1972, afirmaba que lo del hombre y el oso no era más que una ordinariez celtíbera sin ningún fundamento empírico. Y concluía: “Las señoras los prefieren limpios”… Tres años. después, el mismo autor en su libro «La guapa gente de derechas» sentenciaba al respecto: “El hombre se está afeminando, en el mejor sentido de la expresión, sin equívocos posibles”…
Parece que unos científicos de alguna universidad de algún país descubrieron hace poco que las mujeres se sienten atraídas por los hombres de rostros con rasgos femeninos… Según los expertos, “a ellas les gustan los hombres con rostros suaves sólo durante determinados días de su ciclo; mientras dura su ovulación, por ejemplo, preferirían los más masculinos”… Hm cuando los potenciales se cuelan en la ciencia…
¿Y el oso, qué dice a todo esto? ¿Cuándo empieza a ser hermoso? A mí déjenme de joder -piensa el oso-, al primero que me diga que soy feo me lo como…
