La premiada película «Quién lo impide», de Jonás Trueba, una mezcla de documental, ficción y ensayo sobre la irreverente mirada adolescente es parte de la atractiva programación de la muestra de cine español Espanoramas, que se realiza en cines de CABA, Córdoba y Rosario.
Elegida como Mejor Actriz en el último Festival de Cine de Mar del Plata, Candela Recio le explicó a Télam que esa mezcla de géneros se dio porque, al contrario de lo que suele suceder con las películas, en esta fue el director el que le pidió a los actores que lo guíen a él para hacerla.
«A nosotros -dijo la actriz- nos pasa que ni nosotros mismos sabemos qué es ficción y que no lo es. Fue algo mágico, tan personal, que es muy difícil separar una ficción completa o un documental completo. Había una premisa en la que nosotros teníamos que vernos como personajes de ficción. Ok, esto no me ha pasado en la vida, pero cómo hubiera sido si realmente me pasaba. Entonces, lo que está es algo que se parece a algo de nuestra vida real y la línea que separa ficción y realidad no es tan clara. Incluso, en el rodaje esto era confuso».
«Esta película tiene algo muy único, que es que es una película que te saca de la historia y la lleva al espectador»Candela Recio
Ganadora del premio Feroz Zinemaldia del Festival de San Sebastián y de Mejor Documental en los Goya, la obra de Trueba ocupó cinco años. de la vida del equipo, tuvo un final impensado en pandemia, pero que sirvió para explorar aún más el interior de un grupo de adolescentes.
Con una duración de 220 minutos, pese a su maratónico metraje «Quién lo impide» es una cinta a la que no le sobra ni le falta nada. Un atípico «coming of age» que expresa todo lo que el género pide. Sabiendo de lo difícil que puede ser estar casi cuatro horas sentados, el director aceptó hacer dos intervalos de 5 minutos, pero con la condición de mantener las luces apagadas en la sala y un contador en pantalla.
«Esta película tiene algo muy único, que es que es una película que te saca de la historia y la lleva al espectador. Ver a estos chicos que están viviendo y tienen inquietudes, de forma involuntaria te lleva a vos, tanto estés en esa edad o la hayas pasado. Te lleva a la adolescencia. Es algo que nos han dicho en charlas con el público. Eso es lo que tiene, toca algo íntimo, muy tuyo, y la película te lo pone en la cara. Creo que eso es lo que engancha. Formás parte del grupo», explicó la intérprete.
Así, con el apoyo de los actores y del equipo de producción, y con el punto de partida de una canción de los 70 de Rafael Berrio, reversionada para el cumpleaños de 15 de Recio, el director se adentró en el universo adolescente para ver al mundo desde sus ojos.
El inicio de un amor no es solo eso, sino una descripción del amor mismo; el bulling no se centra en los jóvenes, sino en el día a día de la humanidad; la herencia política, la reflexión y el debate sobre qué y cómo estudiar están presentes en una juventud que reclama más conocimiento y posibilidades para el futuro.
«Nunca estuvo en la mesa la idea de película -dijo-, siempre hablamos de hacer cine juntos. Creo que por eso la película es tan mágica. Cuando escuchamos de su boca la propuesta de hacer la película todo tomó sentido».
Se trata de una mirada que no juzga a los adolescentes, sino unos adolescentes que juzgan las miradas. Y Trueba no parece querer ocultarlo, sino, todo lo contrario. En la primera escena, el director les aclara a los actores que esto es una ficción y que no tienen que ser ellos mismos. Este dato sirve para recordar constantemente que se está ante una recreación, generando un esfuerzo en el espectador para no caer en la tentación de creer estar viendo un documental.
«Hay mucho de quien soy yo. Que los personajes no se llamen como nosotros hubiera sido estúpido. Esta película sucede porque nosotros estamos en un momento de la vida concreto, que a Jonás le importa y quiere documentar. Si no hubiésemos estado en ese momento de la vida, la película no hubiera sido lo que es. Creo que lo que tiene de mí es muy notable, pero tiene de todos los que están», dijo la actriz.
«En el proceso de ver qué íbamos a grabar -recordó-, surgían de tres maneras: la primera es la de qué es lo que a mí me importaba y no veo en las películas; la segunda, eran situaciones que pasaban en ese momento emblemáticas, como filmar nuestra primera votación; y la tercera, tenía que ver más con Jonás y lo que rescataba de nuestras conversaciones a lo largo de estos años.».
Así, el realizador de «Los ilusos» juega con esto todo tiempo, haciendo las veces de entrevistador de los adolescentes.
T: ¿Qué diferencia hubo entre el trabajo para «La reconquista» y «Quién lo impide»?
CR: En la película anterior había unos personajes que nosotros habíamos interpretado, que tenían más que ver con Jonás y su adolescencia. De repente, en esta película, él sentía que nos había usado para representar a loa adolescentes y ahora quería que nosotros lo usáramos a él. Este proyecto no se parece mucho a otras cosas ni a cómo se hace una película. El proyecto se mancha de lo que nos pasa en la vida y la diferencia es que la película nos sirve a nosotros y nosotros le damos lo que necesita. No hay una historia con un fin, sigue vivo.
T: Luego de tantos años., ¿seguís con proyectos con Trueba?
CR: Es curioso, porque aunque la película ha estado cinco años. de mi vida ahí, ha habido mucho hueco para muchas cosas y este año, que la presentamos al mundo, han sido unos meses que lo único que hubo en mi vida fue «Quién lo impide». Ahora, nos va tocando un poco soltarla y estoy viendo qué proyectos pueden surgir. Es verdad que lo de volver a hacer algo con Jonás lo damos por hecho. Me gusta mucho algo que tiene él, que se inspira de lo que tiene cerca. A parte de que es una forma hermosa de trabajar, Jonás y yo somos amigos y sabemos que vamos a volver a hacer algo juntos. Ahora él está con otras cosas y yo también, pero algo va a salir en el futuro.
T: «Quién lo impide» ha cosechado muchos premios; ¿cómo está la situación para el cine de autor en España?
CR: Siento que la situación en España no es fácil y el cine de autor es al que siempre le toca pelear más. Últimamente hablo con gente joven y saben quién es Jonás y me da alegría porque hay algo en mi generación que intenta rescatar el cine de autor, aunque es una pequeña parte. Es difícil hacer cine ahora mismo, a Jonás le cuesta, y es un director que ya tiene seis películas, pero con más relevancia fuera de España que dentro. Pero también veo que hay directores que quieren arrancar ahora y, la verdad, es medio imposible. Hay muy pocos cines que se puedan permitir programar esto. Es el cine de la precariedad y yo soy una gran defensora porque hacer las cosas contra la corriente hacen que sean mejor.