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Fernando Vizcaíno Casas, el franquista que deslumbró a todos

Los documentos que confirman la complicidad de sectores de la prensa internacional con la dictadura cívico militar de la Argentina

“Lo que ustedes llaman aciertos son errores,
los que reconocen como errores son crímenes
y lo que omiten son calamidades”.
Rodolfo Walsh, 24 de marzo de 1977

La burocracia del terrorismo de Estado dejó impresas las huellas de sus atrocidades. En este caso, Télam presenta ocho carpetas con información nunca antes revelada, que exponen una de las obsesiones del régimen criminal que tomó el poder el 24 de marzo de 1976: su intento por contrarrestar en el plano internacional lo que la Junta militar definió como una campaña “antiargentina”, que fue en verdad la sucesión de denuncias en el país – pero sobre todo en el exterior – sobre las torturas y desapariciones de miles de personas en los campos de extermino que la dictadura desplegó a lo largo de la Argentina.

La dictadura diseñó una acción de contrainformación y propaganda que contó con el asesoramiento de la influyente agencia multinacional de publicidad y comunicación Burson-Marsteller, y que tuvo en el Ministerio de Relaciones Exteriores el órgano desde donde se articuló el plan del gobierno genocida para intentar neutralizar los cuestionamientos que recibía en las principales capitales del mundo por su sistemática violación a los derechos humanos.

En los subsuelos del Palacio San Martín, sede de la Cancillería, funcionaba la Dirección de Prensa. Un ministerio que, en la distribución del poder entre las tres fuerzas, quedó debajo la órbita de la Armada comandada por Emilio Massera. Cada jornada, eran trasladadas desde la ESMA hasta el recoleto edificio del barrio de Retiro personas que estaban detenidas desaparecidas para trabajar en la confección de los archivos y el seguimiento en la prensa internacional de las noticias que se publicaban sobre la Argentina. Un trabajo esclavo que fue denunciado ante la Justicia, en 1985, por las declaraciones de sobrevivientes en el Juicio a las Juntas. Los ocho legajos que se detallan en esta investigación integraron ese archivo del horror con el que el régimen castrense sistematizó la planificación de la mentira. Los folios de las carpetas halladas indican que fueron cientos los archivos confeccionados que aún no vieron la luz y que quizá nunca se logren encontrar. Pero existieron, como dan testimonio los documentos presentados en exclusividad por Télam.

Paso a paso

El punto de partida de la investigación se puede precisar en el momento en que el periodista Enrique Vázquez recibió las carpetas que habían permanecido, durante años., guardadas en un cajón del estudio jurídico de un abogado que supo estar vinculado a un organismo de Derechos Humanos. Legajos secretos que había recibido de manos de un empleado de Cancillería, que los había rescatado de un volquete en el momento en que estaban desmontando el archivo en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en los días en que languidecía la dictadura cívico militar.

Al morir el abogado, una secretaria de su estudio entregó el material al periodista. Y semanas atrás Vázquez se contactó con Télam para poner a disposición toda la documentación. Así comenzó un trabajo en conjunto entre el periodista y distintas áreas de la redacción de la agencia, que intercambiaron y aportaron información a la ya contundente existencia material de los legajos.

En ese entrecruzamiento de datos se trabajó sobre los archivos desclasificados hace una década por la propia Cancillería, lo que permitió respaldar la información que surgió de las lecturas de las carpetas, como se puede observar en este informe especial. También se realizó una relectura de algunas declaraciones ante de la Justicia y entrevistas periodísticas de personas que fueron víctimas sobrevivientes del terrorismo de Estado, como fue el caso de la ya fallecida Elisa Tokar, una de las detenidas desaparecidas que padeció el trabajo esclavo en los sótanos de palacio San Martín durante sus largos meses de cautiverio en la ESMA.

Vázquez es el autor de los textos que describen los contenidos de cada uno de los ocho legajos que permanecieron ocultos por más de 40 años. y que exponen las maniobras de propaganda diagramada por la Secretaría de Información Pública del régimen genocida. Su trabajo fue complementado con una contextualización histórica en la que se subrayan algunos de las acciones del terrorismo de Estado o de la resistencia cívica al régimen que tuvieron impacto y relevancia internacional, como fue la desaparición y el asesinato del periodista y escritor Rodolfo Walsh (del que se cumplen 45 años. este 25 de marzo), el secuestro del periodista Jacobo Timerman o los asesinatos de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor de De Vincenti, Esther Ballestrino de Careaga y María Ponce de Bianco, y de las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet. También se recuerda el Mundial de fútbol de 1978 que concentró las miradas del mundo sobre la Argentina. Una de las maniobras de la dictadura cívico militar, en ese marco, fue la invitación a periodistas de distintos países centrales en los que había presencia de exiliados argentinos y denuncias contra las violaciones a los derechos humanos del gobierno de Jorge Rafael Videla.

Enrique Vázquez entregará todas las carpetas a Memoria Abierta, una institución que reúne a distintas organizaciones de derechos humanos.

En cada uno de estos ocho legajos permanecieron ocultos por más de cuatro décadas quienes fueron algunos de los periodistas y medios de comunicación que accedieron a ser parte de la operación propagandística; los intercambios de cartas, las recomendaciones, las invitaciones, sus gastos e incluso cables reservados con información confidencial.

Durante años. permaneció oculta una parte central de la planificación de la mentira. Hasta hoy.

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origen: España

1979 Fernando Vizcaíno Casas

El franquista que deslumbró a todos

Por Enrique Vázquez

Fernando Vizcaíno Casas fue un abogado laboralista especializado en el derecho de los artistas, filósofo de peluquería, dramaturgo tumultuoso y novelista tsunámico, admirador de Primo de Rivera y nostálgico del franquismo, que tan pronto escribía en el diario monárquico ABC como aparecía con sus columnas junto a los primeros desnudos totales del semanario Interviú.

Un ultraderechista raro, capaz de reírse de todo y de todos, empezando por sí mismo. Murió en el 2003, a los 77.
1979 fue para él un año de gracia, porque publicó 4 libros y los 4 fueron tremendos éxitos comerciales: … Y al tercer año, resucitó (novela que juega con la idea de la resurrección del Generalísimo), Hijos de papá (obra de teatro que satiriza a los niños bien), Un año menos (diario) y La boda del señor cura, novela que vendió más de 2 millones de ejemplares.

Ficha secreta de Fernando Vizcaíno Casas by Télam on Scribd

En ese estado de santidad llegó a la Argentina invitado por Canal 13, que por entonces administraba la Armada. Vino, por supuesto, a potenciar las ventas de sus libros. Pero tuvo tanta repercusión y derramó tantos elogios a la “realidad argentina que los medios europeos ocultan o distorsionan”, como llegó a decir, que funcionarios de la SIP se acercaron a proponerle un segundo viaje, esta vez oficial a cargo del Estado. Vizcaíno aceptó sin pensarlo dos veces: sólo pidió pasajes en primera para él y su mujer, la posibilidad de reunirse con Videla y Martínez de Hoz, conocer las cataratas del Iguazú y disponer de alguna ocasión para entrar en contacto con personalidades de la cultura local.

El cuestionario de Vizcaíno Casas a Videla by Télam on Scribd

Así fue que Vizcaíno volvió a Buenos Aires un mes y medio después, el 10 de diciembre. Lo alojaron en una suite del Plaza Hotel, viajó a las Cataratas, se reunió con Videla, con Martínez de Hoz y con el canciller, brigadier Carlos Washington Pastor; estuvo como invitado especial en los programas de Bernardo Neustadt y Mirtha Legrand, y el viernes 14 de diciembre almorzó en la mesa principal del Jockey Club en compañía del Dr. Tedín Uriburu, el director general de Prensa y Difusión de la Cancillería, comodoro Julio César Boitier, y -entre otros- los doctores Fernando De la Rúa y Enrique Olivera. Estos dos últimos llegarían a ser jefes de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; el primero, además, presidente de la Nación, y el segundo, presidente del Jockey Club donde transcurrió tan ameno almuerzo.

Mirtha Legrand fue otra de las figuras elegidas para difundir el mensaje occidental y cristiano de Fernando Vizcano Casas
Mirtha Legrand fue otra de las figuras elegidas para difundir el mensaje occidental y cristiano de Fernando Vizcaíno Casas.

Vizcaíno Casas de regreso a Madrid el 17, y en la capital española propinó a sus lectores la retahíla habitual de lugares comunes sobre Buenos Aires ciudad europea, lo bien que visten los argentinos y sobre todo las argentinas, la cantidad de gente en los cines, la profusión de publicaciones en los kioscos de diarios y por supuesto, la devolución que se esperaba de los invitados después de que se alojaran en buenos hoteles y degustaran bifes “de 2 dedos de espesor”: la paz y la tranquilidad de las calles, la sensación de poder caminar por cualquier sector de Buenos Aires sin temor a nada.

El dirario El Imparcial public el reportaje que Vizcano Casas le realiz a Jorge Rafael Videla
El dirario El Imparcial publicó el reportaje que Vizcaíno Casas le realizó a Jorge Rafael Videla.

Pero claro, se trataba de un best-seller, y un vendedor de fantasías no se podía quedar con la linealidad de ese mensaje: debía darle una vuelta de tuerca, poner el moño, aplicar el golpe de efecto. En su columna de La gaceta del Norte y debajo el poco inspirado título “No lloro por ti, Argentina”, Vizcaíno Casas describe a los argentinos de fines de 1979 como “apacibles, sonrientes, obsequiosos y (aparentemente, al menos) felices”. Y percibe, dice, “la general inquietud por la situación de España, que acongoja a muchos compatriotas que allí viven y a los mismos argentinos”.

O sea: nosotros, debajo la dictadura, estábamos preocupados por ellos, que comenzaban a caminar hacia la democracia.

Otro que se supo ganar el pasaje, habrán pensado en el Palacio San Martín.

Fuente: Telam

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