Las provincias cerraron 2021 con superávit primario
Las provincias y la Ciudad de Buenos Aires cerraron el 2021 con superávit primario y financiero en el balance consolidado, de acuerdo con las proyecciones en base al resultado acumulado al tercer trimestre.
Asimismo, la información de la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales dejó en evidencia que, más allá del resultado global, todos los distritos podrían concluir el año con superávit primario y la mayoría con superávit financiero.
De esta forma, el conjunto de los 24 distritos se encamina a concluir el sexto año consecutivo con superávit primario, una situación opuesta a la del sector público nacional, que en el mismo lapso tuvo déficit primario y financiero.
Esa diferencia puede sintetizarse en tres factores: los distintos componentes del gasto, el reintegro del 15% de la detracción de la Coparticipación y el auge de la explotación minera e hidrocarburífera.
Así lo señalaron a Télam el director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), Nadín Argañaraz, y el consultor y ex presidente de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), Rafael Flores.
En los últimos años. «las provincias han tenido un aumento de la recaudación propia y también en los fondos percibidos en concepto de Coparticipación en términos reales», destacó Argañaraz, quien a su vez puntualizó que «el 50% del gasto provincial está concentrado en salarios», que en promedio «han caído un 7,5% en los últimos cuatro años.».
«Eso incide muchísimo en las provincias y si hay más ingresos y menos gasto real, deriva en un mantenimiento del superávit», explicó.
Flores agregó al panorama el fallo de la Corte Suprema de Justicia que en noviembre de 2015 determinó la devolución del 15% de los recursos detraídos a Córdoba, San Luis y Santa Fe en concepto de Coparticipación.
Esa restitución se extendió a partir de 2016 a las 21 jurisdicciones restantes en forma paulatina, a razón de tres puntos porcentuales por año, en un proceso que finalizó en 2020.
La quita del 15% de la Coparticipación se remonta a 1992, cuando la Nación y las 23 provincias (por entonces la Ciudad de Buenos Aires no era autónoma) acordaron que ese porcentaje se destinaría al financiamiento de la transición del sistema previsional público al mixto, previo al lanzamiento de las AFJP en julio de 1994.
A pesar de la reestatización del sistema previsional la detracción continuó efectuándose, lo que dio lugar a las demandas de las tres provincias mencionadas.
Con la restitución de esos recursos, «se generó un flujo hacia las provincias que les permitió recomponer sus finanzas y a la vez se afectó a la Nación en la misma proporción, al punto que contribuyó a que en todos estos años. no haya bajado el déficit fiscal, a pesar de que el gasto sí lo hizo en términos reales», apuntó Flores.
Al respecto, agregó que el resultado consolidado esconde realidades heterogéneas, con «provincias que estaban fiscal y financieramente muy complicadas pero que pudieron poner sus cuentas en orden y otras que siguen con serios problemas», más allá de que en 2021 todas podrían cerrar el año con superávit primario.
Parte de esos problemas vienen siendo subsanados por un fenómeno que, si bien no abarca a todas las provincias, impacta en las cuentas globales: «la minería y los hidrocarburos están sosteniendo la actividad y la recaudación, son recursos que quedan en regalías y cuando el precio del petróleo sube se generan ingresos extras», advirtió.
Si bien el epicentro de esa ventaja está en Neuquén, por el desarrollo de Vaca Muerta, también repercute en otras provincias patagónicas e incluso en otras fuera de la región, como Salta y Mendoza.
«En algunos casos, los ingresos por regalías llegan a representar un tercio del total», destacó Flores.
Esa situación quedó reflejada en la evolución de los ingresos y los gastos de las 24 jurisdicciones en los primeros nueve meses de 2020 y 2021.
Entre los dos períodos, los ingresos totales registraron un incremento del 60,1%, en tanto los gastos crecieron en un 53,5%, lo que a su vez generó un aumento del superávit primario del 152,39%, que en el caso del financiero trepó al 325,21%.
La incógnita a dilucidar es si esta situación de superávit es lo suficientemente consistente como para perdurar por más tiempo, si se tiene en cuenta que depende en gran medida de los precios del petróleo y de la contención del gasto salarial.
«Uno puede esperar que en algún momento la situación cambie, pero en la medida que se tenga una tasa de inflación como la que tenemos, no es evidente que eso suceda en el corto plazo», acotó Argañaraz, quien agregó que «ya es un gran desafío mantener el poder adquisitivo actual y mucho más va a ser recuperarlo».