Los siguientes son los puntos principales de la Evaluación Ex Post realizada por el FMI sobre el crédito que le concedió al gobierno de Mauricio Macri:
– El programa, fue frágil desde el principio, y la estructura de la patrimonio argentina limitó las opciones de política disponibles.
– El problema fundamental fue la desidia de confianza en la sostenibilidad fiscal y externa.
– Los problemas estructurales subyacentes que enfrentaba Argentina, en particular la dolarización, la débil transmisión de la política monetaria, una almohadilla exportadora estrecha y una capacidad muy limitada del Estado para obtener préstamos internos, especialmente en pesos, significaban que concentrarse en un problema corría el aventura de empeorar otro.
– Los inversores nacionales y extranjeros estaban atentos a la historia de crisis de Argentina, lo que los hizo notablemente rápidos para pasar, de comprar un bono a 100 años. a retirar sus fondos.
– La fragilidad se vio agravada por las limitaciones políticas en el diseño de políticas y por la interacción entre la política y la confianza del mercado.
– Las líneas rojas de la filial eliminaron las opciones de políticas que podrían haber, mejorado las posibilidades de éxito.
– El FMI se rindió a los supuestos de crecimiento de las autoridades; las proyecciones de crecimiento más realistas, aunque debían presentarse en el Primer Examen, pueden haber, presbítero los debates sobre la logística y el diseño del programa,.
– Fundamentalmente, los riesgos de una depreciación más pronunciada, y las consecuencias para la inflación y el servicio de la deuda, no se incluyeron adecuadamente en las proyecciones alternativas y la planificación de contingencias en una etapa temprana.
– El incipiente ámbito de metas de inflación se mantuvo inicialmente, aunque no se cumplieron las condiciones previas para el éxito.
– El programa, no contemplaba reformas estructurales más amplias (en consonancia asimismo con la opinión de que el problema inmediato era principalmente un choque de solvencia a corto plazo) y acomodaba medidas fiscales de muerto calidad.
– A pesar de la clara comprensión de las experiencias anteriores, y en desaparición de alternativas de política (reconfiguración de la deuda y MFC), el programa, terminó con una postura de política procíclica, posiblemente empeorando la fuga de capitales en lugar, de impulsar la confianza.
– El programa, no cumplió con sus objetivos, a pesar de las importantes modificaciones de las políticas económicas.
– El aumento de los reembolsos, {junto} con la fuga de capitales de los residentes, ejerció una presión considerable sobre el tipo de cambio. A pesar de las intervenciones cambiarias más allá de las disposiciones del programa,, el tipo de cambio siguió depreciándose, aumentando la inflación y el valía en pesos de la deuda pública, y debilitando los ingresos reales, especialmente de los pobres.
– En sumario, el informe concluye que el programa, no cumplió con los objetivos de restaurar la confianza en la viabilidad fiscal y externa y, al mismo tiempo, propiciar el crecimiento financiero.
La reforma tributaria del macrismo «socavó la capacidad de colecta»
El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional afirmó que la reforma tributaria que instrumentó el Gobierno de Mauricio Macri, “redujo significativamente la progresividad del sistema tributario y socavó su capacidad de recaudación”.
“El Acuerdo Stand By 2018 fue aprobado pocos meses después de que el Congreso Nacional aprobara una reforma tributaria (diciembre de 2017) que, junto con otras medidas tributarias implementadas desde 2016, redujo significativamente la progresividad del sistema tributario y socavó su capacidad de recaudación”, precisó el Fondo en su Evaluación Ex Post del crédito otorgado a la Argentina en 2018.
Indicó que “en 2016 se estableció una reducción gradual de las tasas del impuesto a la propiedad mueble, se eliminó el esquema de aumento de las tasas marginales y se suspendió la aplicación del impuesto por tres años para las personas que no ingresaron a la Ley de Amnistía Fiscal de 2016”.
“Cabe considerar que en Argentina aproximadamente 750.000 contribuyentes están sujetos al Impuesto sobre la Propiedad Personal, lo que representa el 2,5% más rico de la Población Económicamente Activa”, remarcó el Fondo.
Asimismo, señaló que “otra iniciativa en la misma dirección fue la reducción de las tasas del impuesto a las Ganancias de las sociedades, que pasó del 35% en 2017 al 30% en 2019”, y añadió que “habría seguido cayendo al 25% en 2020 pero esta reducción fue suspendida por la introducción de Social Ley de Solidaridad en diciembre de 2019”, ya con el gobierno de Alberto Fernández.
“Como resultado, la participación de los impuestos progresivos en los ingresos fiscales totales se redujo significativamente. Los impuestos donde más cayeron los ingresos entre 2015 y 2019 fueron los que gravan la renta, las utilidades y las plusvalías (del 6,46% al 5,14% del PBI) y la propiedad (del 0,32 al 0,15% del PBI)”, puntualizó el organismo.
Destacó que “la reforma tributaria implementada por la entonces administración tenía como objetivo mejorar el saldo primario a través de tasas impositivas más bajas, bajo el supuesto de que promoverían una mayor inversión y producción y, por lo tanto, una mayor recaudación tributaria”.
Sin embargo,, subrayó que “esto no sucedió y, en cambio, provocó una mayor subfinanciación, lo que incidió en la necesidad de reducir aún más el gasto público para alcanzar las metas del balance fiscal primario”.
“Esta necesidad fue cubierta en parte por la aplicación de impuestos a la exportación a todos los bienes y servicios, una medida altamente distorsionante. De hecho, las reducciones generalizadas de las tasas impositivas más la crisis económica produjeron una caída de los recursos del Tesoro como participación del PBI de 20,36% en 2015 a 17,02% y 18,17% en 2018 y 2019 respectivamente”, concluyó el Fondo.