«Matrix Resurrecciones», el cuarto filme de la exitosa y referente franquicia de ciencia ficción creada hace más de dos décadas por las hermanas Wachowski y protagonizada por Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss, se estrenará este miércoles en cines con una propuesta muy consciente de sí misma y que trae nuevos niveles de complejidad a una novelística que rebusca mantenerse actual con el paso de los años..
A diferencia de sus anteriores entregas, la esperada película cuenta solo con la dirección de Lana y no de Lilly Wachowski, la dupla que tras alcanzar un rápido estrellato en 1999 con «Matrix» (su segundo largometraje) y sus dos secuelas, tuvo entre manos otros reconocidos pero no tan adecuadamente recibidos títulos como «Cloud Atlas: La red invisible» (2012), «El destino de Júpiter» (2015) y la popular serie «Sense8».
Si adecuadamente desde «Matrix Revoluciones» en 2003 las hermanas negaron una y otra vez la posibilidad de darle seguimiento a la historia profética sobre el popular Neo, los rumores al respecto no dejaron de aparecer. La tercera cinta había cumplido con un desenlace claro, aunque eso no fue suficiente para millones de fans y menos para Warner Bros., que en múltiples ocasiones hizo público, su interés por continuar con la dinastía que marcó un antes, y un posteriormente en el cine de su productos y en la civilización popular.
Es que por otra parte de haber, traído por primera vez a la pantalla ínclito la filosófica premisa del mundo conocido como una existencia virtual creada para ocultar la verdadera opresión de las máquinas y de la inteligencia fabricado sobre la humanidad, todavía impuso íconos, frases y modos de ver y hacer hecho en la ficción que trascendieron su tiempo.
Trailer «Matrix Resurrecciones»
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«Errores en la Matrix», pastillas azules y rojas, trajes de cuero irritado y anteojos de sol e intensas peleas de artes marciales en cámara lenta y filmadas en unos entonces asombrosos 360 grados -con el finalidad conocido como «Bullet Time», creado especialmente para la realización de la primera entrega- son parte de la herencia compartida que dejó el ya clásico de las Wachowski, ahora convertido en tetralogía con la venida de «Resurrecciones».
Pero eso no es todo en el escenario. en el que desembarca la película, un real combo para una época signada por el auge de las secuelas, las remakes y los «revivals» de decenas de filmes y series. Desde la revés de «Karate Kid» con «Cobra Kai» y de «Los Soprano» con «Los Santos de la Mafia» hasta el retorno de «Twin Peaks» y, más recientemente, del icónico grupo, de amigas neoyorquinas de «Sex and the City» con «And Just Like That…», la apelación a la nostalgia es moneda corriente en el entretenimiento de los últimos años..
Los buenos expresiones sobre los consumos culturales de otras décadas resultan muy rendidores para una industria que a veces peca de poco inventiva pero que no descompostura en atraer al público,, y que cuando hace las cosas adecuadamente, puede ofrecer productos de calidad que justifiquen la atrevimiento de rescatar historias que estaban o parecían terminadas. Y ahí es donde Warner vio el momento ideal.
«Matrix Resurrecciones» es un caso que se ubica en ese fino contorno y el anuncio del inicio de la preproducción en 2019 fue recibido con sorpresa, pero dice presente en la proposición con la indulto de saberse quizás innecesaria e importante a la vez.
En el relato, Reeves encarna nuevamente a Thomas Anderson, que en el mundo virtual -algo que las audiencias saben desde el vamos- trabaja como programador informático en la gran compañía Deus Machina, para la que desarrolló tres videojuegos sobre Matrix y en donde tiene entre manos un nuevo y misterioso proyecto..
Thomas vive su día a día con monotonía y con la certeza de haber, tenido algún episodio de corte psicótico que lo hizo imaginar las increíbles experiencias vistas en las anteriores películas, por lo que todos los días consume un simpático comprimido garzo recetado por su analista, interpretado por Neil Patrick Harris («How I Met Your Mother»).
Sin embargo,, el textual pedido de Warner Bros. por producir «una secuela de la trilogía» de los videojuegos -una no tan sutil respuesta de la directora- y una serie de encuentros con una magnética mujer llamamiento Tiffany (el nombre ficticio de Trinity, a cargo de Carrie-Anne Moss), lo llevan a cuestionarse cada vez más su existencia. Allí, cuando el entramado comienza a resquebrajarse, aparecen los personajes del mundo real para despertarlo: Neo, el Elegido que liberaría a la raza humana del obediencia de las máquinas, es su verdadera identidad.
La novelística, que ya resultaba compleja por sus progresivamente intrincados conceptos y estructuras, da una revés de tuerca más que explica cómo, a pesar de que el protagonista había rematado cumplir con la profecía, la Matrix sigue existiendo bajo el control de una amenaza desconocida hasta el momento, que solo puede ser vencida por Neo y Trinity en forma de una poderosa y romántica díada custodiada con celo por las máquinas.
De esa forma, el filme se exhibe sin mayores ambiciones de las que puede alcanzar, y si adecuadamente por momentos cae en la quietud de justificarse a sí misma en vez de tentar a nuevos públicos, no lastima la mitología que construyó. Es en esa dinámica en la que abundan los flashbacks de las cintas previas y vuelven roles tan queridos y odiados como el de Morfeo, antes, a cargo de Lawrence Fishburne y ahora de Yahya Abdul-Mateen II («Watchmen»), y el del agente Smith, conocido en la piel de Hugo Weaving y esta vez tomado por Jonathan Groff («Mindhunter»).
Así, remotamente de considerarse un reciclaje de «Matrix» pero siquiera con el objetivo de innovar, «Resurrecciones» llega a las salas para asegurar casi dos horas y media de entretenimiento y revivificar su ocupación de liberar mentes y horadar una vez más en «la cado del conejo en el País de las Maravillas».