
Una subcomisión de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos concluyó que responsables del Gobierno del expresidente Donald Trump hicieron «esfuerzos deliberados para socavar la respuesta nacional, al coronavirus con fines políticos», tras juntar los testimonios de altos cargos del operante contra la pandemia.
Entre los testigos se encuentra el subdirector de enfermedades infecciosas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Jay Butler, quien admitió que el Gobierno de Trump publicó en mayo de 2020 guías para las comunidades religiosas «que suavizaron varias recomendaciones de salud, pública muy importantes», como quitar las indicaciones a mascarillas, la sugerencia de suspender los coros y el jerga referido a las ceremonias virtuales.
Butler aseguró al panel que «la preocupación que tenía sobre estadounidenses enfermando y probablemente muriendo por abandonarse en esas guías maquilladas ‘le atormentarán por algún tiempo'», según consta en el referencia.
Por su parte, la por entonces coordinadora general- sobre coronavirus, Deborah Birx, dijo que cuando llegó a la Casa Blanca en marzo de 2020, más de un mes posteriormente de que Estados Unidos declarara la emergencia de salud, pública por la pandemia, se enteró de que los funcionarios federales aún no se habían puesto en contacto con algunas de las mayores empresas que podrían suministrar las pruebas de detección del virus, según recogió Telemundo.
Birx igualmente afirmó al panel que los asesores de Trump «debilitaron a propósito la plano de pruebas de coronavirus de los CDC en agosto de 2020 para ocultar la celeridad con la que el virus se estaba extendiendo por el país», revela el referencia.
La plano modificada indicaba que las personas asintomáticas no necesitaban someterse a las pruebas, un consejo que era «contrario a las recomendaciones consensuadas con colchoneta científica», agregó.
«Birx declaró que estos cambios se hicieron específicamente para dominar la cantidad de pruebas que se hacían», sostiene el documento.
El referencia, de 46 páginas, acusa a Trump y a sus subordinados de haber, silenciado regularmente a los expertos en salud, pública para satisfacer sus propios caprichos o para obtener una preeminencia política percibida.
«Los funcionarios de la Administración Trump se involucraron en un patrón asombroso de interferencia política en la respuesta a la pandemia y no prestaron atención a las advertencias tempranas sobre la crisis que se avecinaba», según recogió la agencia de telediario Europa Press.
Los miembros del panel dijeron que la Casa Blanca de Trump no implementó las medidas preventivas de salud, pública necesarias para delimitar la propagación del coronavirus y arruinó el esfuerzo nacional, para el suministro de equipos médicos.
Los designados políticos de Trump igualmente buscaron que los funcionarios dieran un trato favorable, a cualquier organización de Covid-19 que el presidente estuviera impulsando, especialmente la suministro de hidroxicloroquina -cuya operatividad nunca fue demostrada- para combatir la enfermedad.