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Carpas en fly cast: trofeos de impresionante tamaño

Fueron eternos minutos de lucha, con un equipo 3 de flycast, más los invertidos en la recuperación del pescado ayer de soltarlo. Termino de ver su posaderas despedirse cerca de la parte central del canal, la más profunda con al punto que unos 80 cm, y me callado reflexionando sobre una de cosas que más me sorprenden de las carpas: que aún en pequeños cursos de agua casi insignificantes podamos encontrar trofeos de impresionante tamaño, como este firme de unos 7 kilos que vuelve a sus asuntos.

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Asuntos que dividen aguas por estos días en los que las carpas están reproduciendo. Así, muchos de los sigilosos acercamientos que intentamos sobre ejemplares que estaban pastando en el verdín, fueron abortados por los arrebatos de varios machos acorralando a grandes hembras y hasta sacándolas a superficie con embates de sus trompas en el vientre, para estimular su desove. Una vez más las carpas nos mostraron que, si queremos tener éxito en su pesca, debemos adecuarnos a sus ciclotímicos comportamientos.
La cancha elegida, el Canal 18, a la importancia de Lezama, nos permitía ver a lo acullá los movimientos de ejemplares. Llegar a ellos y que nos piquen, claro, eso es otra cosa. Con movimientos ninja tratando de no socavar palitos, ni tropezar y evitando brusquedades al castear, los approaches nos permitían resistir a situación de tiro en uno de cada tres intentos promedio. Siempre y cuando algunos Romeos acosando a su Julieta no nos levantaran la perdiz.
El canal está más o menos bajo y todo el escenario. queda acertadamente claro para esta pesca eminentemente visual. Junto a mi compañero Chiche Fly y nuestro práctico Leo Damario, optamos por caminar bordeando el canal desde hacia lo alto de la barranco y poco retirados del borde, ya que de ir costeando muy pegados simplemente espantábamos la pesca. Una vez que detectábamos alguna carpa chupeteando verdín (e incluso las oíamos en su clásico “chup chup”), uno de los tres se acercaba a tratar de pescarla mientras el resto avanzaba 150 m más para intentarlo más delante.

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Como dije, usé equipo 3 de plumbagina y mis compañeros usaron equipo 5 de fibra, en todos los casos con columna de flote concorde y un leader de un metropolitano del 0,25/030 sobre los que usamos moscas tipo mopp fly, Darth Vader y renacuajos, atadas por el gran Chiche Fly.
El primer ejemplar del día fue el trofeo de unos 7 kilos. En este caso la cosa no fue caminar y verla sino aplicar otra táctica rendidora. En un sitio donde vemos mover muchas carpas, acercarnos y quedarnos apacible observando, por algunos minutos, haciéndonos parte del paisaje. En esas estaba cuando, mientras esperaba resistir a unas carpas que removían comedón haciendo tailing (con la posaderas saliendo del agua), veo que un enorme ejemplar se acerca por el medio del curso, crucereando (navegando tranquila).

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Técnica paso a paso

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Casteo mi mosca un metropolitano delante de su columna de trayecto y, con pequeños strippeos, voy arrimando el enredo para que coincida la presentación de la carpa con la mosca. Y ocurrió el prodigio: el indicador de pique acusa recepción y clavo iniciando una lucha formidable que termina con entreambos, presa y pescador, agotados, hexaedro que me llevó a pasear como 200 metros (recuerden que tenía un equipo 3 y no hay mucho por hacer menos esperar a que se cansen).
Al rato arranca Chiche Fly con su pesca, logrando una muy buena de unos 4 kilos, peleadora como la que más, que exigió al mango su caña de fibra. Un ambiente secreto es el copo de mango grande, que nos fuimos turnando para sufrir en estas largas caminatas. El copo nos hace prescindir de aproximarnos a la arcilla resbalosa de las orillas y, al evitar tener que varar la estancia, no la agotamos tanto, facilitando su devolución. Quien brillaba por su marcha (textualmente) era el práctico Leo Damario, que se nos había aventajado demasiado mientras nosotros trabajábamos estas capturas. Al reencontrarnos con él al mediodía en el utilitario (que dicho sea de paso quedaba en el camino que va en paralelo al canal), nos contó que había errado 8 ataques con una mopp fly sin concretar ninguna captura. Tendría revancha.
Con la comida en el estómago, una buena rehidratación y el solcito del mediodía apretando, daba ignavia reiniciar la trastada. Habíamos reconvención en las primeras horas unos dos km de ida y el regreso. Ahora el plan era ir desde el utilitario cerca de el otro banda. Esta vez Damario mostró sus credenciales de excelente mosquero y, tras reemplazar su errática mopp por una Darth Vader, capturó una carpa de las que inicialmente esperábamos encontrar con más frecuencia, de un porte de unos 3 kilos.

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Siguen las grandes

Al poco tiempo cobró otra metida entre el yuyal. Chiche no se quedó a espaldas y pinchó una carpa chicuela pero barullera y yo volví a tener suerte (sin cambiar la mosca) con otro ejemplar de unos 5 kilos que además pasó patrullando por el centro del canal, cuyo ufano no es anciano a 10 metros. La emoción de ver que el “torpedo de bronce” se desvía cerca de donde movemos la mosca y la toma, es indescriptible. Y la clavada no debe demorarse ni acertadamente el ejemplar toma el enredo, puesto que lo escupirá velozmente al ver que no es comida.

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Tras otro ejemplar de Leo que pescó raneando la mosquita en un ojo de agua entre el verdín, me tocó hacer lo propio con otro carpín último que puso fin a mi caminata. Misión cumplida. Ocho carpas exterior entre tres. A caminar de regreso, bajo el sol picante de la tardecita, soñando con una cervecita helada en el almacén de campo de Libres del Sur, a unos pocos kilómetros de allí.
En conclusión: este curso de agua está muy acertadamente poblado y al estar tan retirado de los caminos asfaltados (lo cual lo hace casi inaccesible con tormenta o post tormenta) no es tan visitado como otros canales y arroyos, por lo que su población carpera goza de excelente vitalidad. Claro está que es un ámbito sensible a las lluvias, que alteran drásticamente su nivel sacándolo de su estado ideal (no más de un metropolitano en el centro del curso). En lo personal, atento a la posibilidad de sacar ejemplares de más de cinco kilos, no volvería a usa un equipo Nº 3 sino un 5 o 6, que acorte la pelea para no sobre agotar al pescado.

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Lo cierto es que esta recepción al Canal 18 reafirma una vez más que la carpa nos puede dar trofeos muy cerca de casa, desde las orillas y con un poco de pericia y paciencia. Anímese a la carpa en fly si aún no lo ha intentado. El desafío, vale la pena.

Mapa dela zona

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  • Acceso: el Canal 18 es un curso de agua que conecta la olvido El Burro con el Salado. Se llega desde Chascomús, tomando camino de tierra a Libres del Sur, haciendo unos 50 km, o acertadamente desde Lezama, transitando unos 22 km de tierra.
  • Guía de Pesca: Leo Damario y su hermano Mariano ofrecen horizontes guiadas a éste curso y otros ámbitos rendidores en Chascomús, río Samborombón, regato San Miguel, etc. Tel.: (02241) 15553590 (Leo) y (02241) 15556492 (Mariano).

Fuente: perfil.com

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