Independiente le ganó a Unión y encuentra alivio

El «Rojo» ganó en presencia de su concurrencia y se acomoda en la tabla de las copas (Foto: Julián Álvarez).
Independiente, sin el director técnico Julio Falcioni en el costado por un problema de lozanía pero con el ingreso en el segundo tiempo del goleador del repertorio, el «Chaco» Braian Martínez, venció esta sombra de lunes a Unión, de Santa Fe, en Avellaneda, por 1 a 0, para cerrar la 18va. aniversario del campeonato de la Liga Profesional de Fútbol (LPF) y sostenerse en la recta final de la carrera por el camino a las copas internacionales del año próximo.
Los informes para Independiente no eran los mejores posteriormente de sus últimas performances, con entrevista de media docena de barrabravas a los vestuarios posteriormente del igualada 1-1 con Sarmiento, de Junín y la reprobación previa a los futbolistas y comisión directiva desde las graderías del Libertadores de América.
Sin retención los fieles a la divisa roja renovaron sus votos en la calurosa sombra de Avellaneda y concurrieron, en la medida que el capacidad lo permitía, a alentar al equipo en este momento de evidente descenso luego de un buen comienzo de ciclo con Julio Falcioni como preparador.
Y ciertamente ni Falcioni pudo estar presente al frente del equipo, ya que una afección pulmonar lo retuvo en su domicilio para recuperarse, por lo que fue reemplazado por su asimismo fiel ladero de tantas batallas, Néstor Píccoli.
Y fue prometedor el principio de partido para el «rojo» porque se plantó en campo de Unión, dispuesto a hacer prevalecer el dominio de las acciones desde la medio de la cancha con el despliegue de Lucas Romero y Domingo Blanco y los manejos interesantes de Alan Soñora y el veinteañero Rodrigo Márquez.
Pero todo duró hasta en torno a de los 20 minutos, cuando de a poco Unión empezó a resolver ese intríngulis que le planteaba el regional del medio cerca de los costados con el repertorio atildado y prolijo de algunos de sus jóvenes y prometedores volantes como Imanol Machuca, Gastón González, Juan Nardoni y el muy perfectamente plantado Enzo Roldán.
Con eso le bastó a los dirigidos por el preparador uruguayo Gustavo Munúa, exarquero del seleccionado de su país, para transitar la segunda medio de esa primera parte con la pelota en su poder, que provocaron la reaparición de los silbidos para el conjunto regional.

(Foto: Julián Álvarez).
Ese libreto de la primera etapa se invirtió exactamente en el complemento, cuando Independiente siguió siendo dominado por su rival en la medio de su mejora, que si perfectamente no era profundo, lo tenía controlado y no le brindaba a los dueños de casa indicios como para acercarse al curvatura defendido por Sebastián Moyano.
Entonces surgieron las «exigencias» de la concurrencia para con un equipo carente de ideas, que extrañaba la frescura y creatividad de Alan Velasco y seguía sin «punch» hacia lo alto.
Era evidente que si Píccoli no recurría a algún revulsivo «señorita» desde el costado de suplentes el partido iba a transitar cerca de otro final infeliz para el conjunto de Avellaneda, y por eso el asistente de Falcioni reaccionó rápidamente y escasamente a los 10 minutos hizo ingresar simultáneamente a Tomás Pozzo y Braian Martínez por los apagados Rodrigo Márquez y Soñora.
Y los resultados no tardaron en aparecer, aunque claro está que como producto de un arresto individual de uno de los ingresados, Braian Martínez, y no como resultado de un repertorio colectivo, del que Independiente viene adoleciendo desde hace varios partidos.
Martínez encaró por izquierda, se animó al mano a mano con Federico Vera y desde un ángulo cerrado sacó un zurdazo parada y cruzado que se metió contra el segundo palo del curvatura defendido por Moyano.
El tanto no solamente cambió el estado de actitud del hincha, que cayó, como suele suceder por último con la mayoría de los equipos del fútbol argentino en esta etapa pospandemia, en el «vamos, vamos los pibes», con la examen puesta más en un futuro menos árido que en este presente tan espinoso.
Pero el gol asimismo llevó, como es habitual en los equipos de Falcioni, a que Independiente empezara a replegarse cada vez más contra su portero, el asimismo uruguayo Sebastián Sosa.
Y esto se agudizó cuando a los 35 minutos encima se quedó con un hombre menos por la competición expulsión del volante Domingo Blanco por una violenta infracción.
Por eso el sufrimiento de los 10 y pico de minutos que quedaban por delante fue mayor, tanto como la eufórica celebración de sus hinchas cuando Fernando Rapallini dio el pitazo final y su equipo volvió a la vencimiento posteriormente de cinco presentaciones sin sumar de a tres puntos.
Así Independiente saltó al séptimo escalón del campeonato compartido con Huracán y Defensa y Justicia pero, sobre todo, se afirmó en puestos de Copa Sudamericana, aunque sigue mirando de remotamente, a cinco puntos, al final que está entrando por Tabla Anual a la Copa Libertadores, que es Talleres, de Córdoba.
Unión, en tanto, está a cuatro puntos de Racing en esa Tabla Anual, y el de Avellaneda es el final que está entrando a esa mencionada Copa Sudamericana.
Fuente de la noticia: Agencia Telam