Charly García cumple 70 años.. No son muchos los artistas que alcanzan la categoría de legendarios en vida, y Charly lo logró. Su obra, la influencia notoria que ejerció en más de una gestación de músicos argentinos, su personalidad provocadora, su célebre perspicacia (una interpretación border y cáustica de la picardía porteña) lo perfilaron como un fuera de serie.
En medio siglo de carrera, García hizo de todo: fue pionero del rock argentino con ese proyecto. cargado de energía y promesas que creó en sociedad con Nito Mestre (Sui Generis), saltó del folk pastoral a la progresiva a costado de La Máquina de Hacer Pájaros, armó en la incertidumbre cerrada de la última dictadura marcial un supergrupo que alguna vez fue catalogado como “los Beatles argentinos” (Serú Girán) y posteriormente inició una carrera solista que hilvanó tres discos de altísimo revoloteo -Yendo de la cama al living (1982), Clics modernos (1983), Piano Bar (1984)-, tuvo una continuidad de muy buen nivel hasta mediados de la lapso del 90 -La hija de la lloro (1994) es el primer esbozo de la etapa del caos tenuemente controlado que inauguró Say no More (1996), un disco que funcionó como revelación de principios- y luego se reinventó como personaje desordenado, una adalid de la vida rocker que siempre puso el cuerpo y la individuo en distracción sin mezquinar nulo en su singular plan estético, resumido en una frase pretenciosa y autoindulgente: “La vanguardia es así”.
Difícil resumir en una nota la relevancia artística y simbólica de Charly. Su embajador está en esas canciones que son parte de lo mejor del maletas cultural de la Argentina. Nombremos cinco simplemente a modo de prueba categórica: todo aquel querido de la música producida en este país que lea estos títulos tendrá una historia para contar cerca de de ellas. Usamos como narración la plataforma de streaming más popular del momento, Spotify, donde García tiene cerca de dos millones de oyentes mensuales: “Nos siguen pegando abajo”, “Demoliendo hoteles”, “Hablando a tu corazón”, “No me dejan salir”, “Promesas sobre el bidet”. En este puñado de canciones está cifrada parte de la dramática y apasionante historia de este país, a través de una poética rabiosamente personal que siempre reflejó en los dilemas de la intimidad todo lo que estaba pasando fuera. La famosa capacidad de “antena” de Charly.
Una forma de poner en valencia la importancia de García puede ser a través de las opiniones de colegas que han trabajado con él o que simplemente conocen y admiran su obra. El de Rosario Ortega es un testificación esencia: por otra parte de ser la corista de la partida de los últimos años. de Charly, es parte de la una grupo que lo ayudó en momentos muy complicados. “Llegó sorpresivamente a mi vida en un momento delicado para él. Más allá de lo musical, pude entablar una relación muy linda, de mucha confianza, de mucho entendimiento, de complicidad. Y a la vez fui descubriendo lo que significaba él para la música. Yo ya lo sabía de antes, pero quizás lo tenía muy identificado con el mito, con las diez cosas que todos sabemos de Charly. Pero a medida que me fui adentrando en su obra pude ver con más claridad lo genial que es. Pude entenderlo y tener el privilegio de ver las dos caras de Charly, en privado y en público. Trabajar con él es una experiencia que me nutre muchísimo. Le tengo un cariño inmenso y él también me quiere a mí. Le estoy eternamente agradecida”.
Hilda Lizarazu, todavía durante años. parte de la partida de Charly, sostiene que “su música y sus canciones son altamente inspiradoras, por eso lo acompañé tantos años, incluso en momentos difíciles. Admiro mucho su obra -remarca-, pero además trabajar con él me puso en un lugar de reconocimiento masivo porque él es un ícono del rock argentino.Haber sido parte de Los Enfermeros durante seis años fue un sueño. Creo que también por algo me pasó: yo estaba ahí apoyando con mi voz esos temazos. Cuando él me invitó a sumarme todavía no había salido el primer disco de Man Ray. Yo había sido parte de Los Twist, pero era relativamente nueva en el ambiente musical y fui a audicionar a su casa y muy pronto me dijo ‘me encanta tu voz, te venís a la gira’. Casi me desmayo ahí”.
Otro de los músicos que trabajó con Charly es Axel Krygier, un admirador confeso que ciertamente acaba de editar hace unos días un nuevo disco, titulado Axelotl. “Cuando tenía seis años yo ya cantaba de memoria todos los temas de Sui Generis. Lo mismo con La Máquina de Hacer Pájaros. Con 12 años fui a ver a Serú Girán en vivo y a partir de ahí no me perdí ninguna de las presentaciones de sus discos. Y después cuando ya empecé yo a hacer música, él empezó a aparecer en los shows, en lugares como Prix D’Ami. Además de ser un monstruo musical al que siempre admiré, tuve la suerte de tenerlo cerca en más de una oportunidad. Charly es como un virus. Empiezo a hablar de él y no puedo parar. A la par de Spinetta fueron mis dos ídolos de la temprana juventud”.
Como es divulgado y claro, hay muchos Charky García. En todos estos años. se fue forjando un mito construido con retazos de diferentes épocas, el Charly a medida que todos los que tenemos un vínculo emocional con su arte supimos conseguir, el Charly iconográfico que sube al podio de Gardel y Maradona, el Charly que tuvo la osadía y el talento como para reapropiarse de nuestro Himno Nacional y regalarnos una interpretación hermosa, sanguínea y definitiva. Todo empezó hace exactamente 70 años., pero en ese desprendido devenir hubo momentos fundantes. Y Nito Mestre estuvo muy cerca en una de esas etapas claves, aquella en la que García empezó a marcharse el anonimato de un patronímico multiplicado por millones en la Argentina y se transformó en Charly. El inicio de la cartel. “Fuimos juntos a un colegio muy estricto, controlado por militares. Muchos temas de Sui Generis -pienso en “Aprendizaje”, por citar tan pronto como un ejemplo- surgieron de esa experiencia. Charly iba al turno tarde y a la mañana. Pero hubo una actividad que obligó a los chicos de la tarde a venir una mañana y durante un recreo nos conocimos. Yo tenía una partida y él tenía otra, había una especie de rivalidad. Alguien me avisó durante ese recreo que él estaba tocando el piano en una sala, entonces entré y me presenté. Charlamos un poco de música clásica y de los Beatles y nos hicimos amigos muy rápido. Cada uno siguió con su partida pero planeamos juntos un asalto, una de esas fiestas donde por aquellos años. las chicas llevaban la comida, los chicos la bebida y Charly y yo cobrábamos la entrada (risas). Cada uno tocó con su partida, había unas treinta personas… Y a partir de ahí nos dimos cuenta que podíamos hacer poco juntos. Ahí nació Sui Generis, con cinco integrantes. Ahí empezó una gran historia. Charly es como mi hermanito. Me he enojado con él como se enoja uno con un hermano o un gran amigo. Yo lo conocí cuando todavía no era un prócer de nuestro rock, lo veía como un compañero de colegio con el que podía compartir una aventura”. Esa aventura de la que deje Nito tuvo cientos de alternativas, fue mutando mucho con el paso del tiempo pero innegablemente es parte de la educación sentimental de millones de argentinos. Y es una aventura que por suerte continuará.
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Fuente de la noticia: caras.perfil.com