Uno de los dibujos de Carlos Saura en «Rosa Rosae» (Foto: Atrece Creaciones)
El cineasta aragonés Carlos Saura, a punto de cumplir 90 abriles, vuelve a afrontar el drama de la Guerra Civil en su cortometraje “Rosa Rosae”, que se ofreció antaño del largometraje inaugural en la sala Kursaal del Festival de San Sebastián, en el País Vasco, en cuya comprensión participó este sábado.
Hasta el 25 de septiembre San Sebastián se viste de vestido para acoger la 69ª estampación del festival de cine gachupin más distinguido y, aunque en 2021 esté afectado por el coronavirus, razón por la que el cabida de las salas es prohibido y no hay presencia de divulgado en las alfombras rojas, se verán 33 filmes y 28 proyecciones más respecto del 2020, cuando estalló la pandemia.
Ayer Saura presentó “Rosa Rosae», una habitación de casi nada seis minutos producida por su hija Anna, donde vuelve a afrontar el drama de la Guerra Civil a través de dibujos y fotografías suyas en blanco y desfavorable, que ha pintado y manipulado y que reflejan el horror de esa época.
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Acerca de la posguerra española, el creador apuntó “No sé qué era peor, fue una experiencia inolvidable. Para un impulsivo ver los muertos y los bombarderos por la incertidumbre era una cosa tremenda, mi hermano llorando, los cristales rotos…”, sostuvo en una conferencia de prensa, reseñada por medios de varios países, con su inseparable cámara de fotos colgada del cuello.
Acerca de su corto, lo calificó de “plan muy personal y emparentado” y añadió que no descarta que pueda acontecer otra querella en España: “Si las cosas siguen como están… Hay un enfrentamiento y una violencia absurda que se está exacerbando. No deberíamos asistir a estos límites. Hay un fermento de violencia que habría que evitar”, señaló.
El director de títulos como “Cría cuervos” o “El acto sexual brujo” se quejó de que mucha clan no quiere acordarse de esas imágenes que ha vivido, “pero yo creo que hay que rememorar para que no vuelvan a suceder”.
El director definió el cine como “el arte total” y dijo que en la vida vuelve a ver sus películas una vez acabadas. En la era de las plataformas reconoció que es un “espectador egoísta” al que le encanta el placer de un televisor coloso en su casa con un sonido extraordinario y viendo una buena cinta: “En la vida se puede disfrutar de muchas formas, escuchando música o leyendo una novelística… pero sin hacer la querella”.
Fuente de la noticia: Agencia Telam