Daniel Lozano
CARACAS.- Nicolás Maduro anunció el nacimiento de una nueva era, pero lo vivido en Venezuela parece más un nuevo capítulo de su tragedia. A falta de los datos oficiales, las primeras cifras de la oposición apuntaban que antes del cierre de los colegios la abstención rondaba el 80%. Expertos electorales estimaban que tras la Operación Remate del régimen quedaría establecida entre el 75% y 65%.
Pese al levantamiento de la cuarentena radical por motivos electoralistas, el país criollo apostó por su propio confinamiento. Soledad en las calles y centros electorales semivacíos se mezclaron con las tradicionales trampas del poder bolivariano y con el rechazo que llegaba desde el exterior, tanto de EE.UU. como de la Unión Europea y de vecinos como Colombia y Ecuador.
"El fraude ha sido consumado y el rechazo mayoritario del pueblo de Venezuela ha sido evidente", resumió el líder opositor Juan Guaidó en un mensaje dirigido al país.
Hoy la mayoría de Venezuela le dio la espalda a Maduro y a su fraude. La crisis solo se va a profundizar y estamos obligados a mantenernos de pie hasta lograr soluciones.Por eso, el #12D todos a las calles a la #ConsultaPopular . #CentrosDelFraudeVacíos https://t.co/HjrDghG6p0 pic.twitter.com/dPgn65zizD &- Juan Guaidó (@jguaido) December 7, 2020
Guaidó apostó por mantener de pie al país hasta lograr soluciones. "La verdad no se puede ocultar, solo hacen fraude los que le temen al pueblo. Los que queremos el cambio somos una amplia mayoría, por eso no se atreven a convocar unas elecciones libres. Los resultados estaban preparados desde hace días", reclamó el también presidente del Parlamento.
"Esto es insostenible, no habrá solución mientras Maduro siga usurpando funciones. Hay que salvar a Venezuela", ratificó Guaidó. "Necesitamos más acciones y más contundencia del mundo libre", añadió.
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Los venezolanos vivieron con apatía una nueva jornada electoral, sabedores de que no resolverá su vida bajo mínimos y de que las urnas no reflejarán que más del 85% del país desea un cambio urgente. Sensaciones muy alejadas de la fiesta ciudadana vivida en 2015 con el triunfo parlamentario de la Unidad Democrática, el día en el que muchos pensaron que en verdad comenzaba una nueva era.
Aquella jornada miles de ciudadanos abarrotaron los centros electorales, mientras que ayer las únicas colas largas se vivieron, una vez más, juntos a las estaciones de gasolina. Casi todos concluyeron que el final de sus pesadillas está todavía muy lejos.

"Me siento orgulloso de ser venezolano, de tener una patria libre y consciente. Hoy nace una nueva Asamblea", clamó Nicolás Maduro el "hijo de Chávez", tras depositar su voto, quien pese a detentar un poder casi absoluto no se atrevió a votar en su habitual colegio electoral en el barrio popular de Catia y decidió hacerlo dentro del cuartel militar de Fuerte Tiuna, pese a tratarse de otra irregularidad.
Una más entre la múltiples detectadas ayer, que se elevaron por encima de los aplausos de los "veedores" internacionales, llegados hasta Venezuela para intentar dar legitimidad al régimen bolivariano. La sorpresa de última hora la dio el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, llegado desde Madrid para unirse a los expresidentes Rafael Correa, Evo Morales y Fernando Lugo, además de la exsenadora colombiana Piedad Córdoba.
Entre los veedores argentinos están el exsenador Jorge Drkos; Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital; la periodista Cynthia García; Marina Urrizola y Carlos López, que forman parte de un observatorio de asuntos latinoamericanos, y José Cruz Campagnoli, exdiputado por Buenos Aires.
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En contraste con la opinión de Bruselas, decidido el gobierno europeo a mantenerse firme frente a los abusos del chavismo, el antiguo líder del PSOE español abogó por el reconocimiento de Maduro para evitar el "absurdo".
Todos ellos pasaron por encima de las trampas desplegadas por el chavismo, en especial la famosa Operación Remate, puesta en marcha por el propio Maduro y que contó con la connivencia del Consejo Nacional Electoral (CNE), que prorrogó el cierre de los colegios por supuesta presencia de votantes cuando habían permanecido en soledad todo el día. En las presidenciales de 2012 el chavismo consiguió introducir un millón de votos con su Operación Remate, otros 800.000 en 2013. En las de 2016, los expertos calculan que el empujón final supuso hasta un 6% del total de los que apoyaron al "presidente pueblo".

Además, durante el fraude de las elecciones para la Asamblea Constituyente se introdujeron un millón de votos en las urnas para mitigar otra abstención mayoritaria.
A través de las redes sociales se filtraron los mensajes desesperados de gobernadores y alcaldes para empujar el voto de la gente. "Somos un municipio derrotado, pónganse las pilas y vamos al remate de manera inmediata", imploró el alcalde chavista Farith Fraija. "Aprieten, porque no estamos conformes con los resultados", arengó el gobernador Jorge García Carneiro.
Desde distintos puntos de Caracas y del resto del país también se denunciaron la presencia de los famosos "puntos rojos" (pequeñas carpas donde funcionarios chavistas registran a los votantes a través del "carnet de la patria") en las cercanías del 70% de los centros electorales, según la organización Súmate. Diosdado Cabello amenazó la semana pasada con dejar de entregar comida a quien no votase. Los mecanismos de extorsión social también influyen en la entrega de nafta racionada y en los bonos de dinero, que Maduro reparte como si fuera un gran Rey Midas.
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Tan evidente es la extorsión social del chavismo que Súmate identificó el reparto de comida en el 15% de los centros de votación.
"Hemos asistido a un proceso con muy baja participación", resumió para LA NACION el experto electoral Jesús Castellanos. "La abstención responde a un descontento y es en muchos casos osada, dados los mecanismos de coerción y coacción", concluyó Castellanos, quien también destacó que la inexistencia de aglomeraciones disminuirá las posibilidades de contagio por Covid-19.
"Maduro no busca el reconocimiento por parte de sus enemigos internos y externos. Busca validarse con sus propios aliados, y lo logra, y dividir a sus enemigos. Y lo logra aún más. Esto no resuelve nada en el país pero sí le resuelve mucho a Maduro", sentenció Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.
Por: Daniel Lozano
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