Fabiana Scherer Comentar (0) Me gusta Me gusta Compartir E-mail Twitter Facebook WhatsApp Guardar 10 de octubre de 2020
"Anfield es Anfield solo si hay gente", dijo Marcelo Bielsa en el debut de Leeds en la Premier League ante Liverpool. La frase del director técnico argentino hizo eco en el mundo que, golpeado por la pandemia del Covid-19, se sumergió en una ya no tan extraña cotidianeidad y que nos llevó a poner un freno al eterno juego de seducción al que éramos testigos en cada ceremonia artística o deportiva. "Canten conmigo que yo los escucho", arengó Ciro desde el escenario en el atípico Cosquín Rock. "En mi show 61 en el Luna Park y el 37 con Los Persas, nunca me imaginé que iba a ser así. Pero canten conmigo que yo los escucho", alentó del otro lado de la pantalla del festival online que reunió a más de 60 artistas durante dos días, sin la necesidad de que uno saliera de su casa y se trasladara a las tierras cordobesas.
Coronavirus: cierres, aperturas y experimentos alrededor del cine, la música y el teatro
La imagen del US Open sin público se sumó a la de otras catedrales de encuentros masivos, que hoy muestran una cara digna de historias plasmadas en las más disímiles distopías. "Sin público hay un poco menos de presión -reconoció Serena Williams-. Lo más importante de este evento es que se realice". En 2019, visitaron el certamen más de 800.000 espectadores. El show debía continuar y, tal como destacó Sebastián Torok en la crónica publicada en LA NACION, "el US Open fue el único Grand Slam de tenis que nunca se canceló, ni siquiera durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Protocolo mediante y con burbuja sanitaria, se llevó adelante. El torneo sobrevivió".
La pandemia reconfiguró nuestro comportamiento en la sociedad, desde los más pequeños detalles hasta los masivos, en cuanto se refiere a las actividades culturales, al entretenimiento, hechos que desde la antigüedad nos involucran como seres sociales que somos. Necesitados de compartir, de relacionarnos con lo que esté a nuestro alcance, desde lo más sensorial, en estos últimos meses se intentó recrear lo que hasta hace muy poco era normal para todos nosotros. Hoy, vemos paneles de cinco metros de altura que incluyen las caras de fans conectados a una app y ubicados en asientos virtuales para vivir la magia de la NBA en tiempo real, las tribunas en las canchas de futbol simulan siluetas de los hinchas, algunas hechas de cartón con su imagen en tamaño real. Como si fuera un cuento de ciencia ficción o un capítulo de Black Mirror, en Taiwán colocaron maniquíes robots en las tribunas para así poder alentar al equipo de béisbol que reanudaba la temporada. Se escuchan aplausos, abucheos, cánticos de un público que no está, un sonido enlatado que busca contagiar un clima, un aliento en tiempos de una nueva normalidad".
"A medida que fue pasando el tiempo, la palabra incertidumbre se hizo notoria y modificó nuestro ritmo de vida, nuestra manera de vincularnos en lo cotidiano, cambió nuestros proyectos y realidades e implicó transformaciones en nuestros hábitos cotidianos. Ahora la gran pregunta es qué proyección poseen estos cambios en nuestras vidas. Lo cual agrega otro tipo de incertidumbre -reflexiona el licenciado Maximiliano Benedetti, psicólogo clínico y deportivo-. Claramente podemos reflexionar sobre ello y pensar cómo será esta nueva realidad. Si cambiará la forma de vincularnos, nuestros hábitos. La vida posee la característica de ser dinámica. Nos ubica en un lugar de frecuentes cambios. La humanidad está ante el desafío de producir cierta plasticidad y desarrollar recursos necesarios aplicables con el fin de atravesar el proceso. De este modo, los cambios que se puedan suscitar van a estar atravesados por la construcción de recursos que podamos desarrollar con las nuevas variables. Un ejemplo de ello es el vínculo con la digitalización. La virtualidad como recurso tiene lugar dentro de este proceso, donde también es posible que se generen cambios relativos en cómo nos seguiremos vinculando. Nuestra forma de relacionarnos desde lo real y lo virtual tendrá un lugar construido por esta nueva realidad".

La coyuntura puso en evidencia algunas situaciones y características inherentes al quehacer artístico y, como destaca Lucía Zicos, directora de orquesta, en particular al ámbito musical. "La naturaleza asociativa de algunas ramas de la profesión (como la orquesta/banda/ensamble, el canto coral, las artes combinadas como la ópera) se vieron extremadamente afectadas -analiza Zicos, coordinadora académica en la Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la UCA-. No poder expresarse con el otro no es algo natural para un músico acostumbrado a ser parte de un todo. En el caso puntual de mi profesión, la dirección orquestal, queda expuesta la naturaleza dependiente de otros músicos para lograr ser, y a diferencia de instrumentistas y cantantes, que tienen su instrumento en su hogar, a nosotros nos falta el nuestro: la orquesta -reconoce-. El público es un eslabón fundamental en la cadena de la expresión artística. En este momento, más que decir que el contacto con el público no está, cabe decir que ha cambiado de medio. En lugar de ser en la sala de conciertos o el teatro, ahora es a través de las redes. Esto tiene la desventaja de no poder percibir las vibraciones, respiraciones, aplausos que pueden llegar de la audiencia, pero también hay que mencionar que el mismo comportamiento de Facebook o Instagram que obliga a los usuarios a ver y escuchar producciones de orquestas, bandas, cantantes que aunque no se detengan más de dos minutos, al menos les fueron presentadas: ninguno pasaría por la puerta de un teatro y pediría entrar para ver si le gusta el sonido de una orquesta sinfónica, pero las redes hacen eso, te muestran un poco de todo. Creo que en este punto es un modo de difusión bastante interesante que habrá que saber capitalizar".
Coronavirus. El ritual teatral en suspenso
Según un relevamiento realizado por D'Alessio IROL/Berensztein sobre la conducta de la gente una vez finalizada la cuarentena, el 38 por ciento aseguró que asistirá menos a recitales de lo que lo hacía antes. Al menos hasta que aparezca una vacuna contra el coronavirus. La respuesta más habitual es "hay que esperar la vacuna". Mientras tanto, todas las salidas tendrían una caída respecto de lo que solía ser habitual antes de marzo: solo dos de cada 10 regresaría al cine o al teatro, y solo uno a recitales.

Encapsulados
"Los bocinazos son los aplausos de este año", tuiteó la cuenta oficial del Festival de Cine de Nueva York, junto con un video que captó los segundos previos a la inauguración del encuentro que se realizó en un autocine, sin duda, todo un símbolo de este 2020 para la industria del entretenimiento.
Coronavirus: sin estrenos, los autocines llegan de a poco a la Capital Federal
"La experiencia de ir al cine creo que no se puede comparar con ninguna otra salida -dice convencido Javier Suez, director de FilmSuez y Atlas Cine-. Lo que sí creemos es que con el autocine podemos mantener este hábito. Aunque tienen muchas cosas en común, el cine va a seguir siendo una experiencia única. La recepción del Autocine Atlas La Rural (es cubierto, lo que lo exime de las condiciones climáticas y la posibilidad de ofrecer funciones en pleno día) es muy buena. Si bien las películas que exhibimos ya fueron estrenadas, hay una necesidad de compartir este tipo de encuentro". Consciente de que el regreso a las salas convencionales se va a ir dando en etapas, Suez anticipa que "en función de los protocolos que estamos hablando con las autoridades, primero tendremos salas al 50 por ciento de ocupación y por etapas iremos sumando capacidad. El mayor desafío está dado por el lado de los contenidos -reconoce-, una vez que abramos, vamos a necesitar del compromiso y la ayuda de las distribuidoras que deberán animarse a estrenar películas. De nada nos sirve tener cines abiertos sin nuevos contenidos para ofrecer".

El concepto autocine se adapta a diversos tipos de espectáculos. "Los mayores desafíos están en los cambios culturales y los nuevos hábitos que como sociedad debemos incorporar. Sobre todo en una cultura como la latina, donde la cercanía es una de las principales características -reconoce Juan Pablo Maglier, director de Relaciones Institucionales de La Rural-. El distanciamiento físico juega un rol fundamental en el control de esta pandemia, y es ahí donde encontramos el desafío de reinventarnos como recinto ferial y de convenciones, para seguir vigentes en el negocio. Lanzamos el autocine y nuevas modalidades de actividades teatrales y de espectáculos incorporando a los automóviles como elementos seguros de protección, como el autoteatro y el autoshow. Estos últimos comenzaron a delinearse bajo las normas estipuladas por las autoridades de sanidad y gubernamentales de la ciudad. Reinventarse es esencial".

Con más de 30 años tocando en diversos escenarios, Luciano Scaglione, voz y bajo de Attaque 77, reconoce el impacto de la nueva realidad en el mundo del rock, donde claramente se modificaron los códigos, y hoy incorpora como alternativas los autoshows. "Me parece que se trata de una opción válida, todas las alternativas que tengamos para tocar hay que aprovecharlas -apunta-, porque lamentablemente esto viene para largo. Otra experiencia interesante que vi, para tener en cuenta, creo que fue en Inglaterra [se refiere al primer concierto masivo y al aire libre que se realizó en agosto en Newcastle, donde 2500 personas vieron al cantante Sam Fender], donde se armaron corralitos, plataformas elevadas para grupos de hasta cuatro, cinco personas. Todas son alternativas que hay que empezar a evaluar y a tener en cuenta porque es sumamente necesario el encuentro musical y artístico. También pensemos que en el sector hay músicos que pueden aguantar un poco más, pero otros no, porque no solo se trata del músico, de la banda. Este mundo comprende un montón de rubros: sonidistas, ingenieros técnicos iluminadores, transportistas. Creo que hay que ponerse activos y pensar en este tipo de alternativas, como lo que se hizo con el Cosquín Rock, que fue impactante a todo nivel. En nuestro caso, tocamos en Vorterix, un lugar en el que nos presentamos muchas veces con el aforo repleto. Y verlo vacío fue una sensación rara. Sentimos que faltaba la mitad del show: lo que hace el público, la gente cantando, saltando, bailando. Es muy raro adaptarse a esto, pero es así y creo que hay que mirar el lado positivo e interesante que se da. Hoy compartís una línea de tiempo con la gente. El streaming te da la posibilidad de que se junten fans de la banda de todo el mundo en el mismo momento y puedan compartir esta comunión de otra manera. Hay que valorarlo y encontrar la manera de disfrutarlo".
En Niceto Club, desde que se declaró el aislamiento social preventivo se intentó adaptar a los cambios y poco a poco, según las habilitaciones, se armó una grilla de shows que buscó mantener el espíritu del clásico espacio palermitano a la distancia. "Ver a los artistas tocar en vivo no solo entusiasma al público, también a los propios músicos, que volvieron a juntarse y a conectar con el público -comenta Pablo Rebora, productor ejecutivo de Niceto-. Obviamente, el poder de convocatoria recae en la banda, pero en este contexto se dieron también sorpresas gratas. Bandas que reunían a 100, 200 personas en la ciudad con un show, ahora, con el streaming convocan mucho más porque no existe frontera física y se suma gente de todo el país. Algunos pasaron de tocar para 100 personas a 500 y eso es muy bueno. Hay lugares donde la propuesta de shows en streaming no funcionó desde el lado económico. Muchas veces, las bandas o incluso los productores buscan que un show de este tipo tenga el mismo impacto visual que un videoclip, lo que hace que se disparen los costos, porque los equipamientos para estas realizaciones son muy caros. Pero eso tiene que ver con cómo cada uno concibe el negocio, el producto que se quiere brindar. Para mí hay algo que es clave en este momento: hay que relajarse un poco con la idea de la súper puesta en escena que se pretende. Hay que subir al escenario y tocar para un público que no los ve desde hace meses. La gente está necesitada de volver a conectarse con lo que los hacía sentir tan bien, con los momentos de felicidad y satisfacción. Reencontrarse con las bandas, por más que sea en un escenario con dos luces blancas, ya es impagable para muchos, porque se trata de un registro emotivo que tiene cada persona y vale muchísimo más que toda la puesta y los efectos especiales que pueden llegar a usar para lograr algún tipo de impacto".

Volver a las pistas
Hoy, en el deporte moderno, se trabaja en reducir el nivel de azar, "ya que la competencia es un evento único con diversas variables cambiantes que pueden atentar contra el rendimiento -advierte Maximiliano Benedetti, vicepresidente y coordinador de la Asociación de Psicología del Deporte Argentina (APDA)-. El deportista se entrena para accionar sobre su actividad en la competencia y se adapta a las circunstancias. Su foco está puesto en el juego, y en este caso, en relación con el público, también se tiene que preparar para lograr competir sin los estímulos de su público. La falta de espectadores tendrá un condimento positivo en algunos y negativo en otros. El hincha puede ser estimulante o amenazante. Lo importante es cómo lleve su juego a la cancha y cómo su concentración esté puesta al servicio de su rendimiento. Por eso se lo orienta en desarrollar su fortaleza mental, la cual es la resultante de poseer recursos necesarios para afrontar estos hechos cambiantes. Y lograr una instancia de obstáculo como un desafío. En este caso, si existiera o no público, el deportista tiene la posibilidad de potenciar su rendimiento frente a la realidad".
Sobre este mismo punto, Pablo Nigro, presidente de APDA y coordinador del Área de Psicología Aplicada al Deporte del Club Atlético River Plate, analiza que "el público es un gran motivador. Pensemos en la localía, jugar en ese ambiente siempre fue muy motivante, pero también genera mucha presión, porque no siempre se juega a favor, está el juzgamiento, lo que resulta muy complicado de manejar. Ahora, se están adaptando a esta situación de jugar sin público. Al ver un partido, ya sea de fútbol o básquet, parece recontraaburrido, pero lo que se pone en foco es que el profesional piense en jugar lo mejor posible, en concentrarse, si ponemos de ejemplo al fútbol, en la pelota, en la estrategia de juego -enfatiza Nigro-. En cambio, a los hinchas les duele no ir a la cancha, no poder alentar a sus equipos de manera presencial, de ser parte de ese folclore, y se ven obligados a readaptarse y encontrar otra manera, otro espejo que refleje la felicidad, la angustia que les produce ver a sus equipos".
Ya lo decía Eduardo Galeano, "el fútbol es el espejo del mundo". En una entrevista publicada en la revista El Gráfico, el escritor uruguayo afirmaba que "el fútbol es una parte fundamental de la realidad, siempre me pareció muy indignante que la historia oficial ignorara esa parte de la memoria colectiva (.) Los libros de historia del siglo veinte nunca lo mencionan, jamás, no existe; y ha sido fundamental para la gente de carne y hueso". Y en esta nueva realidad resultará más que interesante descubrir "las nuevas formas de comunicarse con sus equipos -señala Benedetti-, las nuevas ceremonias, rituales que se crearán, las que sobrevivirán y perecerán".

El automovilismo nacional encendió los motores y bajo un estricto protocolo volvió el Turismo Carretera. Luego de 188 días, el TC vivió una gran fiesta en San Nicolás. "Es la actividad de la categoría más importante y popular de la República Argentina -aporta Fernando Miori, gerente general de la Asociación Corredores Turismo Carretera (ACTC)-. Depende la provincia, normalmente una carrera convoca a más de 30, 40 mil personas. Hoy no puede acercase nadie. Y en lo que respecta a la parte interna del circuito, desde los lugares corporativos y gastronómicos, para ejemplificar, convivían un fin de semana entre dos y tres mil personas. Pensá que el TC genera un fuerte movimiento turístico. Para muchas provincias se trata del evento más importante por el poder de convocatoria que se ve reflejado en el ingreso económico en hoteles, restaurantes, bares. Para el regreso en San Nicolás hicimos una campaña muy fuerte para que la gente no se acercara. Sabemos que el público es un gran bastión del Turismo Carretera, y por eso los alentamos a que nos acompañaran desde la tele o desde cualquier plataforma digital, buscamos que entendieran que sus ídolos, los pilotos, volvían a trabajar como equipo, con un montón de otra gente a su alrededor; les pedimos que nos ayudarán a cuidar el trabajo. Volvimos, pero todavía no hay nada que festejar. Uno lamenta ver un partido de fútbol sin público, es rarísimo, lo mismo pasa con el TC. No ver a la gente acampando por todo el perímetro es extraño, triste. Hasta que la vacuna no esté entre nosotros, va a ser así".
El piloto Facundo Ardusso, que compitió en el regreso del TC en San Nicolás, reconoce que extraña el afecto en vivo del público, pero que eso no modifica su motivación a la hora de ponerse detrás del volante. "Obviamente me encantaría que estuvieran, como siempre lo hicieron, se los extraña, pero entiendo que forma parte del protocolo para que podamos volver, no queda otra. Todo lo que estamos viviendo es raro y poco a poco se nos va ir haciendo costumbre. Bajarte del auto, ponerte alcohol, no acercarte a tus compañeros, a tus competidores, compartir la casilla un fin de semana con el ingeniero, con parte de tu equipo y estar atento a pequeñas acciones: ¿cuál es mi cuchillo, mi plato? No compartirlo, lavarlo todo constantemente. Son todas situaciones que hoy nos parecen raras y que se van a transformar en cotidianas y que tenemos que atravesarlas con atención, con mucha concentración en las grandes y pequeñas acciones por el bien del automovilismo, que es nuestra pasión y nuestra fuente laboral. No es un hobby, como muchos creen, es un deporte del que vive muchísima gente. Por eso hay que cuidar todo al máximo. Se extraña el aliento de la gente. No deja de ser raro bajar del auto y no sacarte una foto con alguien, no firmar un autógrafo, no intercambiar una mirada, una opinión con algún fanático".
¿Cambiarán nuestros hábitos?
"Definitivamente hay hábitos culturales que llegaron para quedarse: una mayor virtualidad, alcances globales -dice convencido Juan Pablo Maglier-, poder acceder a recitales, shows, congresos, etcétera, desde la comodidad del hogar. La presencialidad es importante para enriquecer el vínculo de seres sociales que somos. Eso no se perderá, solo se reinventará".
En los últimos meses se instaló con fuerza la idea de que las plataformas consiguieron finalmente imponerse ante el cine. En este sentido, Javier Suez, es contundente: "Las plataformas no reemplazan al cine, compiten más contra la misma TV. El cine es una salida, una experiencia compartida, un hábito. Además, mucha gente vivió en carne propia que hay cierto tipo de películas que son solo para ver en una sala".

"El regreso del público va a tener un proceso en el tiempo y va a estar ligado a la ruptura del aislamiento y el distanciamiento -analiza Maximiliano Benedetti, psicólogo clínico y deportivo-. Es difícil imaginar cómo será. La sociedad posee la característica de masificarse y tener atracción por las masas. Sin embargo, por lo sucedido en la pandemia, algunas personas han dejado de querer estar cerca de otras personas, han cambiado su distancia con el otro. Con el tiempo podremos ver si esto persiste y se convierte en un hábito o progresivamente se vuelve al estado anterior de vinculación. Será importante e interesante evaluar estos comportamientos y cambios orientándolos en que sea un aporte favorable, creando recursos y formas que sean potenciables para el desarrollo social".
Pablo Rebora no duda que en cuanto esté la vacuna y podamos volver a las pistas a bailar, a los shows, a los recitales, a las salas de grabaciones, a las canchas, lo vamos a hacer corriendo, "porque se trata de una experiencia única, multisensorial, la de poder estar en un festival, metido en un pogo, cantando junto a miles de otras personas la misma canción al mismo tiempo. Es algo único e irrepetible. Sabemos, también, que cuando volvamos, lo vamos a hacer con un nuevo panorama. El streaming abrió posibilidades de nuevos negocios, uno puede hacer un show para miles personas en CABA y vender tickets para que lo que vea gente de todo el mundo. El panorama, en vez de acotarse, se amplió".
Por: Fabiana Scherer
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