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Silencio, caras largas y dudas sobre el futuro: Almirón no le encuentra la vuelta a San Lorenzo

Silencio, caras largas y dudas sobre el futuro: Almirón no le encuentra la vuelta a San Lorenzo

Fuente: FotoBAIRES

La dura derrota de San Lorenzo contra Boca profundizó la crisis del equipo de Jorge Almirón, que sólo parece respirar por la Copa Libertadores. Una situación que bordea el abismo. El Ciclón está último en la Superliga y con una racha de 15 partidos sin ganar, apenas a uno de los 16 que registra la peor serie histórica del club, la del Metropolitano de 1976. Así, la próxima semana asoma clave para el director técnico que registra ocho empates, cuatro derrotas y apenas seis goles a favor. El Ciclón ya no sabe de dónde agarrarse.

En principio, todo parece indicar que Almirón seguirá en el banco al menos hasta el compromiso del próximo miércoles frente a Junior en el Nuevo Gasómetro. Según pudo reconstruir LA NACION, el segundo partido por la Copa Libertadores huele a última oportunidad para el ciclo del DT oriundo de San Miguel. Un nuevo tropezón sería difícil de aguantar. La reprobación de los hinchas, a estas alturas, engloba las decisiones del técnico, futbolistas y el accionar de los dirigentes.

A esta sentencia de caminar por la cornisa se llegó en La Boca. Lo que se vivió en la noche del sábado en la Bombonera vale para graficar el momento de tensión e incertidumbre que atraviesa la institución de Boedo, que no festeja una victoria desde el 22 de octubre del año pasado cuando superó a San Martín de San Juan como local por 2-1. Apenas concretada la goleada 3-0 de Boca, Almirón sostuvo una charla con el presidente Matías Lammens, quien en la última semana le había brindado su respaldo, igual que el vicepresidente Marcelo Tinelli. La salida del vestuario visitante fue puro hermetismo. El alma del plantel quedó derrumbada en la excursión a la casa de los xeneizes. Las miradas bajas, los gestos y la opacada voz de los jugadores en la caminata hacia el micro son pruebas irrefutables de ello. Nadie habló públicamente. Abundaron las muecas de preocupación.

Con todos los directivos en varias combis y el plantel arriba del micro, Almirón fue el último en salir del vestuario, ya entrada la madrugada en la Bombonera. Por primera vez desde que está en el club, el DT se fue sin hablar, todo un indicio del momento delicado y crucial que atraviesa el equipo. Desde el equipo de prensa de San Lorenzo aseguraron que el entrenador dará el lunes una conferencia de prensa.

Surgen varias situaciones puntuales para tratar de entender el presente de Almirón en San Lorenzo. Primero, su equipo no ofrece respuestas, ni individuales ni colectivas, a la saludable idea que el DT pretende plasmar. ¿Se puede concretar ese plan en un elenco con tantas urgencias como este Ciclón? Difícil asegurarlo. Contra Boca la línea de fondo intentó salir jugando desde abajo (Fabricio Coloccini y Víctor Salazar) y la respuesta fue un cachetazo de Mauro Zárate apenas a los tres minutos de partido. Las grietas aparecieron por todos lados y el resto fue un martirio. De principio a fin.

Ante la falta de rebeldía de los azulgranas, el conjunto de Gustavo Alfaro lo desbordó en todos los sectores. No tiene vuelo futbolero San Lorenzo. En la zona de ataque no se observa a un futbolista que cambie el ritmo, a otro que se quite de encima a un rival. Y cuando la alarma se hace oír en el ataque hay que ir a buscar el problema en la zona de gestación. No hay asociaciones, no aparecen las soluciones. Sobran nervios, ansiedades y la instrascendencia para construir. De flojos rendimientos en el último tiempo, el director técnico también decidió dejar sentado en el banco a Fernando Belluschi, tal vez el jugador más talentoso del equipo. Pero la tarea deslucida es global e incluye a Gonzalo Castellani, Héctor Fértoli, Nicolás Blandi y Rubén Botta, por mencionar algunos casos.

La expulsión de Fernando Monetti también expone la desesperación del equipo. Su trancazo a Ramón Ábila resultó una señal de la debacle. Una situación insólita, un sinsentido. Aquí aparece un registro llamativo: el ex arquero de Gimnasia, Lanús y Atlético Nacional sumó su segunda expulsión bajo los tres palos de Boedo en apenas siete presentaciones con esa camiseta. Dos tarjetas rojas en apenas dos meses.

Tras el clásico, el malestar de los hinchas azulgranas se profundizó porque del otro lado de la pantalla observaron a un equipo indeciso, desordenado, abúlico. Carente de respuestas. El compromiso era una prueba de actitud y una vez más no la superó. Sin poder de fuego en ataque (seis goles a favor), frente a Boca también se desnudaron una gran cantidad de fallas en defensa. En definitiva, los azulgranas deambularon por la cancha enseñando una imagen desconcertante. Así, este Ciclón que navega por un mar de dudas sumó otra frustración para extender una tristeza que parece no tener fin.

A la racha adversa, también, cabe agregarle una dosis de fortuna -e impericia- a la hora de cerrar los partidos. Este San Lorenzo perdió muchos puntos sobre la hora. Aldosivi le igualó en el minuto 91, Estudiantes en el minuto 86, Defensa y Justicia lo derrotó en el minuto 92 y Newell's se lo empató en el minuto 91. Varias situaciones que lo privaron de sumar de a tres.

El reclamo también recae en el pobre desempeño de los diez refuerzos. Salvo un par de casos puntuales (Raúl Loaiza, por momentos Román Martínez), ninguno logró despegar y pocos dieron la talla. "Fue un buen mercado porque logramos tener alternativas en todos los puestos", había sentenciado el DT en febrero. Uno de sus objetivos era tener dos futbolistas por puestos. Lo logró y es innegable que por momentos se vio la mano de Almirón, pero las piezas no terminan de ensamblarse. Le cuesta hallar alternativas para dar vuelta la caótica situación. En este contexto tuvieron nula participación los tres juveniles del Sub 20 argentino: Manuel Insaurralde, Elías Pereyra y Adolfo Gaich (este último está lesionado).

¿Le faltó jerarquía a San Lorenzo en el último mercado de pases? Recientemente, Tinelli fue muy claro para graficar una situación: "El año pasado fuimos a buscar a Matías Suárez. Si hubiéramos tenido los tres millones de dólares para pagar la cláusula de salida, hoy lo estaríamos disfrutando en San Lorenzo. Ofrecimos abonar una parte y después otra. River fue y lo pagó de inmediato. Es difícil", analizó. Y expuso la notoria diferencia de billeteras entre su club y los dos equipos más grandes de la Argentina.

Demasiados argumentos negativos para este San Lorenzo, que no puede encarrilarse futbolísticamente y mejorar la imagen. Así están las cosas en Boedo. Los números apremian, el equipo no aparece, y el cruce frente a Junior asoma cada vez más importante en el futuro de Almirón.

Fuente de la noticia (La Nacion)

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