Los hinchas de River, contra Los Borrachos del Tablón: las iniciativas para aplacar a los barras y los cánticos contra Macri y la Conmebol
Los hinchas de River, contra Los Borrachos del Tablón: las iniciativas para aplacar a los barras y los cánticos contra Macri y la Conmebol
No fue una noche igual a las demás en el Monumental. Los incidentes con el micro de Boca del sábado pasado -y posteriores desmanes en la zona- que obligaron a postergar la final de la Copa Libertadores siguen retumbando y dejando tela para cortar en Núñez. Esta vez, fue el reencuentro de los hinchas con la barra brava de River , que quedó en el ojo de la tormenta tras lo sucedido. Y la situación generó un clima espeso.
Primero, durante los últimos días y a través de las redes sociales, los fanáticos millonarios decidieron colgar sus banderas al revés en las tribunas, repudiando así lo sucedido el fin de semana pasado y la decisión de la Conmebol de postergar la final en dos ocasiones -ambas con los hinchas dentro del estadio- para luego decidir mudar la sede hasta Madrid, impidiéndole asistir a la gran mayoría de las 60 mil personas que compraron su ticket.
"Conmebol, nuestra pasión es su negocio. Metánsela en el culo", se pudo leer en una de las banderas que vistió la tribuna Centenario Baja. "Boca, ¿se puede caer más bajo?" y "Conmebol, la estafa más grande de la historia del fútbol", decían otras dos en la San Martín Baja Pero no todo quedo allí: cuando ingresó la barra brava, los más de 30 mil hinchas presentes decidieron expresar su repudio, algo que no se había podido concretar el miércoles en Mar del Plata por la Copa Argentina ya que "Los Borrachos del Tablón" no asistieron.
Silbidos para la barra de River en su ingreso a la popular y un grito de bronca de los hinchas: "Oh, que se vayan todos… que no quede ni uno solo". pic.twitter.com/CietWBLycf&- Juan Patricio Balbi (@juanbalbi9) 3 de diciembre de 2018
Minutos antes del inicio del partido, cuando los barras ingresaban a la popular Sívori Alta con sus banderas y tirantes, comenzaron los silbidos, que luego se transformaron en insultos y un contundente grito de bronca: "Oh, que se vayan todos, que no quede ni uno solo". Luego, también apuntaron contra el presidente (el ya clásico "Mauricio Macri, la p… que te parió") y gritaron otros cánticos con el mismo foco: "Yo no soy barra brava, yo no soy delincuente, yo soy hincha de River, como toda la gente", "Hijos de p…", el habitual "Soy de River…", "La Conmebol, se va a la p… que lo parió" y un pedido sobre la final ante Boca ("Jugalo en River, la p… que te parió").
Por otro lado, durante grandes tramos del encuentro, tanto desde la Sívori Baja como desde la Centenario Baja, Media y Alta se replicó otra particular iniciativa para aplacar a la barra brava: no acompañar a "Los Borrachos del Tablón" con las canciones que comenzaban a cantar, silbar cuando sucedía e iniciar cantitos diferentes, recibiendo la aprobación de los cuatro costados del Monumental, hasta de los fanáticos que estaban en la Sívori Alta.
¿A qué se debe la situación? Primero, el viernes previo a la final, se encontraron más de 300 entradas originales y 10 millones de pesos en dos allanamientos en los domicilios de Héctor "Caverna" Godoy -uno de los líderes de la barra de River- y de José Uequin, alias "Bolsa de papa", otro integrante del grupo. Por esta investigación sobre reventa ilegal, que lleva adelante el fiscal Norberto Brotto desde abril, el lunes hubo un allanamiento en el Monumental para investigar de dónde salieron los tickets, quién los entregó, quién los retiró y una supuesta connivencia entre dirigentes y "Los Borrachos del Tablón".
Pero además de eso, no bien se conoció el ataque al micro de Boca, una de las primeras versiones que surgió en los pasillos del estadio fue que todo podría tratarse de una venganza de la barra: un día antes de la final perdieron el negocio del año y el día del partido no estuvieron en la Sívori Alta. Mientras tanto, aún no hay detenidos por las cobardes agresiones y se desconocen las causas -¿negligencia policial?- del pésimo operativo de las fuerzas seguridad que obligó a Martín Ocampo, ministro de Justicia y Seguridad porteño, a renunciar.