Boca ganó en Paraguay y ya está entre los 8 mejores de la Copa Libertadores
No debería confiarse Boca de lo que le enseña el resultado de su excursión por Paraguay. El triunfo 4-2 ante Libertad lo hace parecer una estructura confiable, que manejó desde el inicio al final cada una de las facetas del juego. Pero estaría engañándose si analiza solamente la placa: por un largo momento sufrió el partido. Boca salió a disputar el encuentro sin tensión competitiva y puso en riesgo una clasificación que, con el recambio y la jerarquía de sus piezas, terminó siendo cómoda solamente desde las estadísticas. La próxima estación será Cruzeiro, ante quien deberá levantar su nivel para que la Copa Libertadores, ese sueño que se trunca hace 11 temporadas, deje de ser una obsesión y se convierta en una realidad.
Tomó el desafío con llamativa desidia Boca. Expuso que la flojera del partido con Huracán, por la Superliga, se le instaló de manera peligrosa. El recambio de nombres, la mitad de la formación modificaron los mellizos Barros Schelotto, no le quitó ese adormecimiento que en un instante comprometió el pase a los cuartos de final. La ventaja del 2-0 del partido de ida, que asomaba tranquilizadora no solo por la diferencia, si no porque mantuvo el arco invicto, sufrió un tempranero temblor con la primera definición del inoxidable Oscar Tacuara Cardozo. Una grosera pifia de Paolo Goltz fue el cierre del desconcierto y de los errores defensivos que ofrecieron los xeneizes; el goleador -cinco festejos en la actual Copa Libertadores- desempolvó el manual de las definiciones y con un toque suave desairó a Andrada.
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El gol dejaba a tiro a Libertad y Boca le ofrecía señales de debilidad que animaban a los paraguayos a torcer una historia que en la previa se intuía compleja. Los desajustes defensivos que presentaban los xeneizes no era una exclusividad de quienes compusieron la última línea, aunque el nivel individual fue muy por debajo de lo que un equipo con pretensiones de alzar el máximo trofeo continental de clubes necesita. El primer eslabón en la cadena de desajustes, el que incomodaba a los defensores, era de los volantes: a excepción del colombiano Barrios, el único que presionaba con marca al rival que tenía la pelota, lo de Gago -que el domingo pasado volvió al equipo y disputó los 90 minutos; completó el cuarto partido en 2018-y Pablo Pérez resultó un retroceso lento y desentendido de lo que el juego pedía.
Pero la ecuación se le simplificó a Boca entre la ausencia de coordinación de la defensa de Libertad -marcó en esas dos acciones en línea- y la resolución de futbolistas de jerarquía que con dos combinaciones maquillaron un mal primer tiempo. El tridente ofensivo hizo contacto con una asistencia de Zárate para Benedetto -hace un puñado días parecía marginado de la formación y relegó a Tevez, que ingresó en el segundo tiempo, y a Wanchope Ábila, que entre el escándalo de los futbolistas que debían fechas de suspensión y un malestar estomacal, observó el encuentro desde un palco del estadio de los defensores del Chaco-; después de eludir al arquero Muñoz, la pelota le quedó a Pavón, que con el arco libre logró una tranquilidad en el marcador que el desarrollo no enseñaba.
La palabra de Tevez
"LO IMPORTANTE ES AHOGARME EN LOS POCOS MINUTOS QUE ME TOCAN JUGAR""LO SUFRIMOS LOS PRIMEROS QUINCE" #LibertadoresxFOX | El testimonio de Carlos Tevez, tras su regreso con gol al equipo. pic.twitter.com/rZetcakhXB&- FOX Sports Argentina (@FOXSportsArg) 31 de agosto de 2018
Benedetto entró otra vez en escena dos minutos después para empalar el balón y dejar a Zárate de frente a Muñoz; le sobra categoría al exVélez, que con suficiencia estiró una diferencia impensada por el juego que proponía Boca. Ni revertir el resultado ordenó y equilibró a la estructura que tuvo como voz de mando a Gustavo Barros Schelotto en el banco de los suplentes, ya que su hermano Guillermo purgó un partido de suspensión. Y si se le suma una infracción infantil como la que Jara le cometió a Espinoza, imaginar que la chapa de candidato se ajusta al presente sería un error de apreciación del planeta Boca.
No le cambió el semblante el entretiempo a Boca, que siguió defendiendo con deficiencia pero el rival no tenía la puntería ni la eficacia del capítulo inicial: Andrada trabajó para enmendar las falencias y hasta la suerte lo acompañó a los xeneizes, como en un remate de Riveros que tenía destino de red y se desvió en su compañero Bareiro. Cuando Libertad empezó a desinflarse, con los recambios y dos estocadas, Boca diseñó una goleada impensada con un gol de Tevez y un penal que picó Cardona.
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